domingo, 9 de mayo de 2010

Felipe Gutiérrez Llerena

...Homenaje: Santiago Amón

EL día 5 de abril de 1988, durante el acto inaugural de la obra de Dalí que se instalaba en el Museo Vostell de Malpartida de Cáceres, el consejero de Educación y Cultura de la Junta de Extremadura, Jaime Naranjo, ratificaba con su participación en el acto la preocupación y el interés con el que las instituciones autonómicas deseaban retomar un proyecto que, por su importancia y por su proyección internacional debía ser asumido por la máxima instancia regional.


El primer paso dado en ese sentido fue el de incoar el oportuno expediente para la declaración del "Lavadero" como Bien de Interés Cultural; lo que se hacía con categoría de Sitio Histórico, conforme al artículo 15, apartado 3 de la Ley 16/ 1985 de 25 de junio del Patrimonio Histórico de España, en la que se entiende como tal: "el lugar o paraje vinculado a acontecimientos o recuerdos del pasado, a tradiciones populares, creaciones culturales o de la naturaleza y a obras del hombre, que posean valor histórico, etnológico, paleontológico o antropológico." La incoación fue publicada en el Diario Oficial de Extremadura (D.O.E) el 5 de mayo de 1988 y, tras los trámites correspondientes, el Consejo de Ministros declaró Bien de Interés Cultural el "Lavadero" de Los Barruecos en acuerdo publicado en el B.O.E. con fecha del 1 de julio de 1988.


Para entonces, un grupo de técnicos, a los que se había encargado esa tarea, tenía ya preparada una propuesta para la creación de un patronato que orientase en el futuro las actividades del MVM. La documentación elaborada con ese propósito sirvió para que la Dirección General de Patrimonio Cultural tuviera un soporte sobre el que plantear las conversaciones mantenidas, tanto con el artista, a quien reconoce la dirección del centro, como con el Ayuntamiento, propietario del inmueble, a fin de que un generoso acuerdo entre las partes nos permitiera  afrontar solidariamente el ambicioso proyecto de dotar a Extremadura de un singularísimo centro en el que convergen naturaleza y arte de vanguardia.


Fue con fecha del 28 de octubre de 1988 cuando el Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura adoptó el acuerdo de: "aprobar un convenio con el Ayuntamiento de Malpartida de Cáceres para la cesión de uso por un periodo de 99 años a la Junta de Extremadura del Lavadero enclavado en Los Barruecos", para "su conservación, restauración y rehabilitación", así como para su posterior utilización como "centro de manifestaciones de arte contemporáneo" y "Museo Vostell".


Sentadas pues las bases sobre las que deberá apoyarse en el futuro el MVM, se inicia ahora un proceso en virtud del cual y coincidiendo con las distintas etapas en las que se procederá a la restauración de las instalaciones, el artista hará donación, al patrimonio de nuestra Comunidad Autónoma tanto de la obra personal, como de las manifestaciones de arte-fluxus que constituyen el núcleo fundamental del centro.


La creación de un enclave artístico de semejante envergadura es un acontecimiento que carece de precedentes en nuestra región y porque está, sin duda, llamado a desempeñar en el futuro un protagonismo decisivo para su desarrollo cultural, es por lo que estamos persuadidos de que la sociedad extremeña sabrá compartirlo y potenciarlo.


La instalación de "El Fin de Parzival" en Malpartida de Cáceres obedece a un intercambio efectuado con el Teatro-Museo Dalí de Figueras. Expresando nuestro agradecimiento y también nuestro homenaje de admiración por el artista catalán, no quisiéramos concluir sin hacer precisamente referencia a un fragmento de la conversación que Vostell sostuvo con él en Port-Lligat el 19 de julio de 1978 y cuya grabación pudimos obtener de su gentileza. Dicho testimonio, que transcribimos por su indudable interés, hace referencia a un proyecto de Dalí, coetáneo del que Vostell ha materializado en Malpartida y que le fue revelado cuando (Vostell) dirigiéndose a la prensa comentaba:


—(...) El interés fundamental de mi trabajo es, precisamente, el de trasladar este comportamiento artístico a otras personas y esto es algo que él (Dalí) hizo anticipándosenos a todos. Por eso yo estoy muy feliz de poder oir cosas que jamás había oído y que él ha hecho ya. Creo que son muy interesantes y muy importantes para la historia del arte del siglo XX... me refiero a algunos de sus happenings en Francia y América

A lo que Dalí contestó:
Dalí: Y los mejores de todos son los que nunca se han realizado. El más bueno de todos está escrito y anotado por Brassai y Picasso fue testigo. Yo quería hacer una inundación de yeso en la Plaza de la Opera de París, para sacar después el vaciado de las gentes tomando el café con los foulards, los chales, con los botones, con todos los detalles... los perros que se mean, los biciclistas que se caen, el tranvía, o los coches... todo! Hacer un vaciado monstruosamente monumental y pasaron después a mármol de Carrara, porque yo, contra las ideas de él —se refiere a Vostell— quiero que las ideas efímeras y completamente insólitas queden eternizadas como las pirámides de Egipto. Sería una cosa sublime, una instantánea marmórea de un día cualquiera en la Plaza de la Opera de París. 

Vostell: ¿Qué año fue eso?.
Dalí: Eso, al llegar a París, en 1929.




 

Desde estas líneas, nuestro más emocionado recuerdo para Santiago Amón, quien aquel 5 de abril presentó la obra de Dalí, dejándonos desde entonces con el recuerdo de su amistad y de su aliento.




Homenaje: Santiago Amón (El fin de Parzival)

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