jueves, 29 de octubre de 2009

Marcelino Sanz de Sautuola - (Previous Final)

Epílogo

Algunos apuntes sobre algunos objetos prehistóricos
de la provincia de Santander


"Los breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander de Marcelino Sanz de Sautuola significaron un gran cambio en el estudio y conocimiento de la Prehistoria de la Humanidad.
El descubrimiento en 1879 de las pinturas conservadas en la Sala de Policromos de la Cueva de Altamira, hoy llamada la Capìlla Sixtina del Paleolítico, no fue obra del azar sino del afán investigador y constancia de un hombre estudioso, dotado de la intuición precisa para adelantarse a su tiempo.

La obra cuyo facsímil hoy ofresemos fue objeto de la gran polémica que en las páginas siguientes comentan los especialistas José Antonio Lasheras y Carmen de las Heras. Como en otras iniciativas relevantes ha ocurrido, su autor no alcanzó a ver en vida el reconocimiento de aquel paso innovador. Pero su prudencia, y la generosidad con que ofreció al mundo sus hallazgos, fueron finalmente recompensadas.
Esta edición es un homenaje a su memoria."
Emilio Botín



El descubrimiento del primer arte. Comentario sobre los breves apuntes...
de Marcelino Sanz Se Sautuola

José A. Lasheras y Carmen de las Heras *


Sautuola fue consciente de la belleza, importancia y trascendencia de su hallazgo realizado hace ciento veiticinco años en Altamira. Investigando la más remota Prehistória de su región encontró unas figuras pintadas que indentificó como la primera gran obra descubierta de loas primeras manifestaciones artísticas de la humanidad, y lo hizo cuando no se conocía ninguna pintura igual, ni siquiera parecida, en todo el mundo. Identificó las especies animales representadas en la cueva, su técnica de realización, dedujo su cronología precisa y dio a conocer con absoluto rigor científico la existencia del arte original por excelencia, el más antiguo, el primer Arte. Aunque pasaron veinte años hasta que fuera definitivamente reconocida así, sus Brevesa apuntes son una sorprendente joya científica para la Historia de la Prehistoria, y Altamira es reconocida en todo el mundo como una obra maestra de la Historia del Arte universal.
* Director y conservador del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, respectivamente.


El hallazgo de una cueva en Altamira:

La prehistori
a de Altamira terminó hace trece mil años. Entonces, por causas naturales, se derrumbaron por completo los seis metros iniciales del luminoso vestíbulo. Este era el lugar usado para habitar por los grupos humanos durante el Paleolítico. El desplome de todos los estratos superiores cegó la gran boca (de unos catorce metros de anchura y hasta tres de altura) y la cueva quedó clausurada. Poco antes de ese suceso, gentes de cultura magdaleniense habían vivido allí y realizó las últimas pinturas, quizás los pequeños bisontes dibujados en negro que aparecen entre los policromos, en lo que ahora denominamos el Gran Techo. Desde ese lejano momento la cueva quedó sumida en la oscuridad absoluta; se abrió entonces un largo paréntesis de milenios sin presencia humana en su interior, hasta su fortuita localización en la segunda mitad del siglo XIX.
El hallazgo de las más bellas pinturas de la Prehistoria está lleno de atractivo y es un hito del máximo relieve en su historia. Reúne, además, curiosos matices de casualidad y anécdota que lo hacen particularmente emocionante, pero también de método y voluntad, que junto a su repercusión científica y artística le confieren un interés excepcional.
Era Sautuola un hombre de formación académica, licenciado en derecho, cuya curiosidad científica le condujo tanto a estudiar la historia regional como las ciencias de la naturaleza, y a coleccionar antigüedades, fósiles, y a coleccionar antigüedades, fósiles y minerales. Entre otras iniciativas que ilustran su pensamiento divergente y su amplitud de miras cabe recordar que introdujo el cultivo del eucalipto en Cantabria, proponiéndolo como recurso económico de interés regionál (1) y que fue vicepresidente de la Comisión Provincial de Monumentos durante años.
Hacia 1870-1872, un labrador llamado Modesto Cubillas encontró una grieta por la que se accedía a la cueva. En una carta que dirigió el rey Alfonso XII en 1881, aprovechando la vista del rey a la cueva, solicitaba alguna recompensa - "algún socorro", escribió: para él por haber sido su hallador y quien se la mostró a Sautuola, que poseía una "casona" en el pueblo de Puente San Miguel, próximo a la cueva. Cabe pensar que, conociendo sus aficiones, Cubillas le informara de su existencia, y que fueran sus inquietudes naturalistas las que le llevaran a visitar la cueva por primera vez en 1875. En esta primera ocasión la recorrió en su totalidad (más de 270 metros), incluso arrastrándose para franquear el paso en la galería mas profunda: ciertamente el interés por la geología eran intensos. Quizás por esto, cuando casi al final de la gruta vio unos raros dibujos negros, no le prestó entonces particular atención ni les concedió ninguna importancia.

En 1878 Sautuola fue a París, a la Exposición Universal. Visitó varias veces el pabellón dedicado a la Antropología donde se exponían las colecciones de objetos prehistóricos recientemente descubiertos en Francia. Estimulado por su observación - "aguijoneado por mi afición a estos estudios y excitado (sic)...por su contemplación" [p.3]
dice el mismo decidió entonces investigar en su región. Programó indagar en distintas cuevas y volver de nuevo, con tal fin, a la de Altamira en la que sería su segunda y definitiva visita a lo largo - suponemos - de varios días. Informó de ello a la Academia de la Historia, de la que era correspondiente, aunque no citó en sus cartas nada de las pinturas, quizá por no haberlas hallado aún al escribirlas o, más probable, por discreción y prudencia a la espera de analizar, valorar adecuadamente y alcanzar conclusiones precisas sobre lo hallado.
El aspecto anecdótico y casual del hallazgo está marcado por la participación de la hija de Sautuola, María, que siendo niña acompañó a su padre en la cueva. Fue ella la primera en ver las pinturas: "¡Papá, bueyes!", fueron sus palabras, según contaba siendo ya mayor. Se trata de un detalle simpático pero intrascendente que, en algunas menciones bibli0ográficas y por su reiteración, trivializa el mérito del verdadero descubrimiento científico que sólo corresponde a Sautuola y a los Breves apuntes.


En el nacimiento de la prehistória

A mediados del siglo XIX comenzó a desarrollarse en Europa el estudio sobre el pasado más remoto del hombre, tomando como base el método y el hallazgo que la Geología y la Paleontología estaban aportando. Esta nueva corriente de estudio, denominada "naturalista", se impuso progresivamente a un cierto modelo "erudito" hegemónico hasta ese momento. La tradición erudita hacía asumir que el origen del universo había sido tal y como se recogía en el libro del Génesis, y habiendo creado Dios al hombre en su estado pleno de perfección de dominio "creacionistas"; para ellos, los relatos del Antiguo Testamento y los acontecimientos de los llamados "cuatro imperios" (Asiria, Persia; Grecia y Roma) constituían el pasado más lejano de la humanidad, para cuyo estudio eran suficientes la Biblia, la Historia Antigua y las lenguas clásicas. Por lo contrario, esto empezaba a estar cuestionado por ciertos hallazgos que se veían produciendo desde el siglo XVIII. Desde la Geología y la Paleontología surgía un nuevo "Génesis", basado en la razón y no en las creencias, ajeno al Paraíso y procedente del Reino mineral y animal.
Esta nueva reflexión sobre el orígen del hombre se intensificó a partir de 1809, cuando se publicó la obra del biólogo Jean Baptiste Lamarck Zoological Philosophy en la que enunciaba los principios del "trasformismo", con los que abordaba la evolución de los seres vivos. Este cambio en la atención y actitud de los científicos se acrecentó con la publicación de dos trabajos fundamentales: "Principles of Geology", de Charles Lyell en 1833, y la obra de Jacques Boucher de Perthes "Antiquités Celtiques et Antédiluviennes" en 1847, referencias obligadas en cuanto a los inicios de la Prehistoria se refiere. Exponía Boucher de Perthes el hallazgo de instrumentos de piedras hechos por humanos y asociados a restos de animales extinguidos y, todo ello, en estratos naturales, geológicos, muy antiguos, lo que demostraba una antigüedad del hombre mucho mayor de la uqe se daba por supuesta a partir del relato bíblico del Génesis (pese a las evidencias, la discusión de esto la prolongaron algunos integristas hasta bien entrado el siglo XX). Poco después en 1859, Charles Darinn publicó "El origen de las especies" (2) donde explicaba los principios rectores de la evolución de las especies y los mecanismos que la hacen posible, fundamentalmente de la selección natural. La aparición ese mismo año de una nueva obra de Lyell titulada "Geological Evidence of the Antuquite of Man" vino a fundamentar de manera irrefutable las tesis de Bocher de Perthes y de Darwin, en lo relativo al largo camino recorrido por por la humanidad, en 1867, la Prehistoria se expuso de forma destacada en el recién inaugurado Musée des Antiquités Nationales de Saint-Germain-en-Laye y también en la gran Exposición Universal de París, y se celebró un Congreso al que asistió alguno de los primeros prehistoriadores españoles como Juan de Vilanova (3), en una apertura de la ciencia española a las novedades en Europa (algo más deseable que frecuente). Un año más tarde, John Lubbock en su obra Prehistoric Times acuñó los términos "Paleolítico" y "Neolítico" que fueron rápidamente admitidos por los prehistoriadores. En 1871 Darwin publica "El origen del hombre" (4), en el que tendría en cuenta los datos de la arqueología prehistórica y, en 1872, Gabriel de Mortillet estableció la sucesón de los diferentes perídos del Paleolítico. En fin, podemos considerar que la Prehistoria tuvo su período formativo como ciencia independiente de la Geología y la Paleontología en Europa durante la segunda mitad del siglo XIX.

¿Y en España?

Pese al considerable desarrollo que el estudio de la Prehistoria había tomado en el extranjero, en España esta disciplina seguía siendo una gran desconocida. Bien es cierto que la situación de atraso económico y social y la inestabilidad política de nuestro país no favorecía el avance de las ciencias.
La restauración de la monarquía en 1875 supuso que la iglesia mantuviera y aún aumentara su poder y capacidad de influencia sobre la sociedad y en todas las instituciones públicas. Se reavivó entonces uno de los conflictos que ensombrecían a la sociedad española, el que enfrentaba a clericales y anticlericales. Entre los primeros se encontraban sectores muy conservadores - católicos y españolistas a ultranza - que ignoraban o rechazaban los logros culturales y sociales adquiridos en Europa a partir de la Revolución Francesa. Por otra parte, en los sectores anticlericales se integraban burgueses liberales, progresistas, federalistas y republicanos, todos ellos partidarios de una secularización de la sociedad. Una de las concesiones más significativas al clericalismo se realizó en el ámbito docente y fue provocada por el ministerio de Fomento, el marqués d Orovio, en 1875. Se la conoce como la "Segunda Cuestión Universitaria", cuando se prohibió la enseñanza de postulados que contradijeran las normas de la iglesia y el dogma católico. Varios catedráticos dimitieron y otros fueron cesados en la Universidad. Alguno de estos, con Francisco Giner de los Ríos al frente, crearon en 1876 la Institución Libre de Enseñanza, basada en la libertad de pensamiento, el interés por la Ciencia y en la didáctica laica e innovadora.
El conflicto entre la religión y ciencia en el ámbito educativo fue duro y tardó varios años en resolverse. Así, por ejemplo, en 1892, en el III Congreso Católico Nacional de España celebrado en Sevilla, se pidió la creación de una cátedra "consagrada exclusivamente a enseñar la verdadera Prehistoria católica", y se recomendó que todos los escritores católicos que tratasen del tema declarasen ser contrarios "a todo panteísmo evolucionista y transformista, y evitasen el empleo de palabras que se prestasen a confundirlos con esta escuela".
De lo anterior se deduce que la situación general existente en la España de 1880 no permitía alardes científicos en lo relativo al origen del hombre y a la Prehistor¡a. En este contexto, el hallazgo de las pinturas de Altamira y su atribución a la época paleolítica - palabra además poco frecuente aún en las publicaciones españolas - suponía un atentado contra dos pilares de la estructura social: la iglesia, por una parte, y las tradicionalistas Academias y demás.


1- Manuscrito titulado "Apuntes sobre la aclimatación del Eucaliptus globulus en la provincia de Santander", en M. Sanz de Sautuola, Escritos y documentos, Santander, 1976, p. 55 y ss.
*- Las páginas referenciales entre corchetes corresponden al facsímil original de los Breves apuntes...
2- On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggke for Life.
3- El primer catedrático de Geología y Paleontología de la Universidad española. Había publicado en 1872 su obra "Origen, Naturaleza y Antigüedad del hombre", y a él recurría Sautuola en demanda de información con la que contrasta el hallazgo.
4- The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex.


Leer parte: 1 , 2 , 3, 4

martes, 27 de octubre de 2009

Plan Ceibal

...una causa que he defendido en el transcurso de la vida, la educación "pública"...

La "
República Oriental del Uruguay" es el precursor o mejor dicho, el primer país en el mundo que informatizó todas las escuelas primarias.


..."Todas" las escuelas primarias, "cada" alumno de una escuela primaria, se encuentre en el lugar que se encuentre, tiene una computadora u ordenador - "One Laptop Per Child" (OLPC)

Trabajos que realizan: Jornadas de formación





"Play imagen ejecutar parte: 1, 2 & 3"

Como lo dice Jorge Lanata, es la primera vez en el mundo que un país se informatiza "entero", es la medida política más importante de los últimos diez años... en el mundo..

"La educación como la luz del sol debe llegar a todos".
(José Pedro Varela)

El Ingeniero en Telecomunicasiones y actualmente Presidente del LATU (Laboratorio Tecnológico del Uruguay) Miguel Brechner es el responsable del perfecto "Plan Ceibal"
.


"...una computadora por niño y una computadora para los maestros de nuestras escuelas públicas..."
(Tabaré Vazquez
)

Los antecedentes que acontesen al plan Ceibal, fue en octubre del año 2005 por el ingeniero Miguel Brechel, donde comienza con el proyecto "One Laptop Per Child" (OLPC) para integrar a Uruguay en el programa. En septiembre de 2006 empieza a negociar la entrada a Uruguay al plan de OLCP, concretandose con la vistita de Nicholas Negroponte a Uruguay en noviembre de 2006.
Ya en diciembre de 2006 el presidente Tabaré Vazquez anuncia el vanguardista programa Ceibal
(una computadora por niño y por maestro de escuela pública). Con este plan comprometió a la sociedad uruguaya a brindarle una computadora a cada escolar y maestro de escuela pública, entre 2007 y 2009. En mayo de 2007 se implementa la prueba piloto en la ciudad de la ciudad de Cardal, departamento (provincia de Florida), para luego comenzar el despliegue en todo el país.


Con el éxito de la prueba piloto, se extiende a otras partes del país. Al 31 de diciembre de 2008, se habían entregado ya 178.000 computadoras portátiles, instalando señales Wifi en más de 850 escuelas públicas, la mayoría de ellas "rurales". Las señales pueden ser recibidas en los ambientes exteriores y están en funcionamiento fuera del horario escolar y durante el período de vacaciones.
El 13 de octubre de 2009 culmina la meta de entregar una computadora portatil a todos los niños de escuela publica y maestros. El Presidente Tabaré Vázquez entrega la computadora 369.727. Se llevan instaladas 1919 escuelas con internet y wifi. Se han realizado diversos programas de medición de impacto y se avanza con los cambios en la forma de evaluar el desempeño de lo niños. El 88% de los niños tiene acceso gratuito a Internet, y esa cifra crecera a 98% antes de fin de diciembre 2009.
Por otra parte el hecho que Uruguay sea un pionero en la implementacion 1:1 hace que varios países requieran del apoyo y la consultoría de Ceibal. Entre quienes han solicitado ese apoyo se destacan Rwanda, Haití y Paraguay entre otros.


"La educación no es una preparación para la vida, es la vida misma"
(John Dewey)

Recursos: Miguel Brechner - Ceibal - Jorge Lanata

sábado, 10 de octubre de 2009

La escafandra

... y la mariposa


...puedo imaginar lo que sea... a quien sea y donde sea...
dejarme acariciar por las olas de la Martinica...
visitar a la mujer que amo...
inclinarme ante el rey de reyes...


puedo imaginar cualquie cosa..
vivir mis sueños infantiles...
ahora puedo recordar tal como era antes
guapo, elegante, seductor, cara dura, soy muy apuesto al menos eso pensaban algunos...
..ese no soy yo es Marlon Brando...
...ese soy yo...


Detrás de la cortina apolillada...
una claridad lechoza anuncia la aproximidad del alba...
me duelen los talones...
tengo la cabeza como un yunque...
y una especie de escafandra me rodea el cuerpo...


ahora mi tarea consiste en redactar el diario de viajes inmóviles de un náufrago encayado en las orillas de la soledad
en un principio el hospital naval se fundó para acojer a niños enfermos de tuberculósis
en la gran galería del hospital, un busto de mármol blanco
recuerda que la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III
amadrinó este establecimiento que el visitaba regularmente
había una granja de grandes dimensiones
una escuela y según cuenta la leyenda
un sitio donde el
gran Laid Sieb hizo ensayar al valet ruso
dicen que aquí fué donde Vishinsky realizó el famoso salto que le elevó 3 mts en el aire
pero ahora nadie salta aquí
hoy... solo quedan viejos y personas devilitadas
o como yo... rígidas y mudas
un batallón de tullidos...


a menudo pido que me lleven al lugar que he bautizado como Chinechita
una caja eternamente decierta que da a un paisaje del que se desprende el encanto poéitco y desfazado de los decorados de cine
bajo las rocas, unos barracones transmiten la ilusión de un pueblo fantasma en el lejano oeste
me gusta contemplar los suburbios de Berck
parecen un decorado para un tren eléctrico de juguete...


....en cuanto al mar...
tiene la espuma tan blanca que parece haber salido de la sección de efectos especiales
pero lo que más me gusta... es el faro...
espigado, robusto y tranquilizador con su uniforme de rayas rojas y blancas
me coloco bajo la protección de este simbolo fraternal
que no solo proteje a los marineros
sino también a los enfermos
que el destinos que ha hecho desviarce hacia los confines de la vida...

viernes, 9 de octubre de 2009

Pollock

La pelicula...



Jackson Pollock
"La vida de un creador"
Duración: 122 minutos
[Ed Harris] - (2000)

Basado en el libro "Jackson Pollock: "An América saga", por Steven Naifeh y Gregory White Smith.


"supuestamente" - "esta" pelicula, dice basarse en la vida de Jackson Pollock, craso error...
,,,cuál es la fase de Pollock?

si... sería la última ya que le llegó la muerte...
Steven Naifeh y Gregory White Smith
: que o cuantas fases o períodos, Jackson Pollock como pintor?
aa... (...)
eso no está en la película...

...lo bueno de ser retórico...


Interpretes: Ed Harris (Jackson Pollock), Marcia Gay Harden (Lee Crasner), Amy Madigan (Peggy Guggenheim), Jennifer Connelly (Ruth Kligman), Jeffrey Tambor (Clement Greenberg), Bud Cort (Howard Putzel), John Heard (Tony Smith), Val Kilmer (Willem DeKooning), Robert Knott (Sande Pollock), Matthew Sussman (Reuben Kadish).
Guión:
Barbara Turner y Susan J. Emshwiller; basado en el libro "Jackson Pollock: An american saga" de Steven Naifeh y Gregory White Smith.
Producción:
James Francis Trezza, Fred Berner, Ed Harris y Jon Kilik.
Música:
Jeff Beal.
Fotografía:
Lisa Rinzler.
Montaje:
Kathryn Himoff.
Diseño de producción:
Mark Friedberg.
Dirección artística:
Peter Rogness.
Vestuario:
David C. Robinson.



Un documental más "acertado"...





Sobre la "vida & obra" de Jackson Pollock...

...desde una retórica visión...

...que ve
~ lo que no se ve...

miércoles, 7 de octubre de 2009

Marcelino Sanz de Sautuola - (5)

Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos
de la provincia de Santander


EL GRAN DESCUBRIMIENTO CIENTÍFICO


En 1879 Sautuola buscaba el Paleolítico allí donde podía estar: en las cuevas, en su suelo y subsuelo [p. 3]. Volvió a la de Altamira y, con rigor y precisión, describió todo lo sus­tancial. Entre el hallazgo casual de una cueva con pinturas y el descubrimiento científico del gran Arte Paleolítico de las cavernas media el análisis racional y su modélica publi­cación. Reconoció Sautuola la diferente morfología y accesibilidad de la cueva durante la Prehistoria y en la actualidad [p. 11]; una vez situado dentro, la describió por tramos anotando sus magnitudes y características principales, y lo hizo desde el exterior hacia el interior, al contrario que los geólogos, creando el modelo seguido desde entonces. Mas que excavar, debió remover la superficie del área vestibular, donde encon­tró restos de la fauna que sirvió de alimento a sus moradores , (huesos de grandes herbívoros, conchas que cataloga bien como Patella) e instrumentos de piedra y hueso (puntas de azagaya de sílex y hueso, agujas, colgantes...), pero señalan­do la ausencia de cerámica [dato que reitera en p. 15]. Com­paró alguno de aquellos objetos con los que «usan aún hoy algunas tribus muy atrasadas en el camino de la civilización» [p. 13]. Se trata de una exquisita y precisa definición de quie­nes eran habitualmente llamados y calificados peyorativa­mente como «salvajes» por pertenecer a culturas no urbanas ni industriales, térm
ino que hoy se considera una descalifi­cación moral inaceptable. Inicia a continuación la descripción de las pinturas y di­bujos de toda la cueva desde el exterior hacia el interior, haciendo un especial hincapié en las que se encontraban en el gran techo de la primera sala: las pinturas policromas. A partir de la Histoire naturelle, générale et particulière del Conde De Buffón, identificó con el bisonte europeo, prácti­camente extinguido, la especie animal representada [p. 15]; anotó el número de figuras; las medidas de las más destaca­das y la diversidad de las posturas. Abordaba a continuación el análisis de la técnica artística: «su autor estaba práctico en hacerlas [...] cada rasgo se hacía de un golpe» [p. 16]; la dificultad de su ejecución; la posible incidencia de la luz natural considerando la morfología original de la cueva -algo muy importante y que ha sido tenido en cuenta a la hora de realizar la reproducción facsímil de la cueva en el Museo de Altamira- y el necesario uso de iluminación artificial; el aprovechamiento de los relieves naturales de la roca para construir las figuras, que es actualmente una línea de inves­tigación en la interpretación del arte paleolítico, para con­cluir que «su autor no carecía de instinto artístico» [p. 17]. Esta última afirmación es muy notable si tenemos en cuenta las características formales de la plástica dominante en la época en que esto se escribe. Cierto academicismo caduco, el realismo (social o de tema histórico) o el virtuo­sismo de Mariano Fortuny no facilitaban tal afirmación, que sólo puede explicarse por la apertura intelectual, la cultura y la falta de prejuicios de Sautuola. Téngase en cuenta tam­bién que la exposición de los impresionistas de París había tenido lugar poco antes, en 1874, o que Auguste Rodin no alcanzaría su gran notoriedad hasta 1880. Compárese con la afirmación del experto y director de la Calcografía Nacional E. Lemus y Olmo. Éste, en la polémica siguiente a la publi­cación de los Breves apuntes afirmó que las figuras eran «la obra de un mediano discípulo del arte moderno que no sabe fingir ni conoce el prehistórico: parece que quisieron simular éste y [...] se valieron del menos apto para ello»[1]. En la valoración final Sautuola anota el hallazgo de ocre rojo en el yacimiento arqueológico, lo que relaciona con la ejecución de las pinturas [p. 21]. Comparaba éstas con los pequeños objetos grabados y esculpidos con figuras de ani­males del arte mueble, con los que había visto personalmen­te en Francia y con los ya conocidos y publicados en las obras de Lubbock y Vilanova[2], haciendo la siguiente reflexión: «no será venturado admitir que si en aquella época se hacían reproducciones tan perfectas, grabándolas sobre cuerpos duros, no hay motivo fundado para negar en absoluto que las pinturas de que se trata tengan también una procedencia tan antigua» [p. 22]. El gran descubrimiento de Sautuola reside en su conclusión, fundamentada en el conocimiento científi­co a través de la bibliografía y en el análisis metódico de lo observado, de que las pinturas pertenecían «sin género algu­no de duda a la época denominada con el nombre de paleolí­tica», usando un término específico de reciente implanta­ción (no es casual que anotara la ausencia de cerámicas, ya comentada). También se preocupó Sautuola por la conservación de las pinturas «adoptando las medidas oportunas» [p. 24]: instaló a sus expensas una puerta, con llave, en la cueva e instó al Ayuntamiento de Santillana del Mar a custodiarla con sus medios y personal, lo que así hizo hasta la creación de la Comisión de Administración y Exploración de la Cueva de Altamira, que ahora consideramos antecedente del actual Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira y de su Patronato.

UNA LARGA POLÉMICA

El que publicara simultáneamente, en el mismo folleto, otras cuevas por él investigadas indica que debió darse per­fecta cuenta de la t
rascendencia que Altamira iba a tener, y de las dificultades que iba a haber para su aceptación y reco­nocimiento general. Allí había cerca de treinta grandes figu­ras policromas, alguna a tamaño natural, y muchos otrosdibujos pertenecientes a la primera humanidad. Altamira no era un hecho aislado: la presencia humana en Cantabria, desde el Paleolítico, se documentaba en varias cuevas, por primera vez, merced a su tenaz interés. Fue el geólogo Juan Vilanova y Piera, catedrático de la Universidad de Madrid, en quien buscó asesoramiento Sautuola, y quien asumió presentar, con distinta intensidad y nulo éxito, el descubrimiento en congresos de Prehistoria en Portugal, Alemania, Francia, España, y en distintas confe­rencias y reuniones científicas en España, pero la sorpren­dente aportación científica fue rechazada. La polémica más dura, irracional y con tintes de encono personal, la planteó el erudito regional Ángel de los Ríos en la prensa cántabra. Su radical postura constituye el reflejo del talante conservador de cierto tipo de «sabios» que, como él, integraban erudición y creencias religiosas. Esta polémi­ca abonó el campo de la maledicencia y los rumores de falsi­ficación ensombrecieron el descubrimiento. Se responsabili­zaba del hecho a un pintor mudo de nacionalidad francesa llamado Paul Ratier a quien Sautuola había encargado reali­zar una copia de las pinturas [expuesta ahora en el Museo de Altamira, y quizá modelo para la Lámina 3.a] y que frecuen­tó, por tanto, la caverna. Fuera de Cantabria, un informe redactado por miembros de la prestigiosa Institución Libre de Enseñanza sería de nuevo negativo al carácter prehistórico del arte de Altamira. Incapaces de conjugar su condición de evolucionistas con la calidad conceptual y técnica y con la antigüedad atribuida por Sautuola, concluyeron que las pinturas habían sido reali­zadas por soldados romanos refugiados en el interior de la cueva durante las guerras cántabras (29-19 a.C.)[3]. Los deba­tes en la Sociedad Española de Historia Natural también con­cluyeron negándose su antigüedad (ya hemos comentado la decisiva intervención de E. Lemus). En Francia, donde se concentraban los más reputados pre­historiadores, la reacción ante el descubrimiento y ante el folle­to que lo transmitía osciló entre la prudencia y el desprecio. ¿Por qué sucedió esto? Todo pareció excesivo: la antigüedad, las magnitudes, el estado de conservación y la calidad artística de aquellas pinturas. Sucedió demasiado pronto, no estaba previs­to. Sólo Sautuola y Vilanova en España y el francés H. Martin (en una carta dirigida a Sautuola[4], pero nunca públicamente) fue­ron capaces de admitir una pinturas paleolíticas, las de Altami­ra, muchos años antes de que se conocieran otras semejantes. Emile Cartailhac (el más preeminente prehistoriador de la época) envió al paleontólogo E. Harlé para realizar un dic­tamen sobre las pinturas. Concluyó éste, tras un minucioso análisis que, si bien el yacimiento arqueológico correspondía sin duda al Paleolítico, las pinturas eran de realizaciónn moderna[5]. A partir de entonces se omitió en las publicacio­nes científicas toda referencia a las pinturas de Altamira. El tema estaba zanjado y, en consecuencia, la obra maestra del primer Arte fue condenada al ostracismo durante más de veinte años.



EL RECONOCIMIENTO DE ALTAMIRA Y DE SAUTUOLA

El descubrimiento y publicación de varias cuevas con arte en el sur de Francia como las de La Mouthe (1895), Pair-non-Pair (1896) y, posteriormente, Les Combarelles y Font-de-Gaume (1901), cuyo arte era ya notable, acababa con todo margen razonable de duda. En 1902 Cartailhac, se vio obli­gado a publicar -con alguna humildad- un artículo titulado «Les cavernes ornees de dessins, La grotte dAltamira (Espagne). Mea culpa d'un sceptique». En éste reconocía haber participado «de un error, cometido hace veinte años,, de una injusticia que es preciso reconocer y reparar pública­mente [...] Es necesario inclinarse ante la realidad y, en lo que a mí respecta, debo hacer justicia a M. de Sautuola[6]». Pero lo cierto es que este reconocimiento no le llegó: había fallecido en 1888. Aquel año de 1902 Cartailhac y el joven Abate Breuil visitaban por primera vez la cavidad y se pre­sentaban a María Sanz de Sautuola, la que siendo niña había sido la primera en ver las figuras policromas. A ellos se debe la primera gran monografía dedicada al Arte paleolítico, la dedicada a Altamira y publicada con el patrocinio del prínci­pe Alberto I de Monaco[4]. Sautuola fue, durante años, la única persona que no duda­ba, que sabía sin duda alguna que aquellas pinturas pertene­cían al Paleolítico, a lo que entonces eran los inicios de la humanidad. Las reacciones contrarias no debieron sorpren­derle; sí le molestó la descalificación, que no crítica razona­da, en la prensa local que ya hemos comentado. El que intu­yera esas reacciones de escepticismo y rechazo quizás explique la modestia formal e insistente con la que sazona los Breves apuntes: «me resolví a practicar algunas investi­gaciones en esta provincia, que ya que no tuvieran valor científico, como hechas por un mero aficionado, desprovisto de los conocimientos necesarios» [p. 3]; «Quédese, pues, para otras personas mas ilustradas el hacer un estudio concienzu­do sobre los datos que a la ligera dejo mencionados» [p. 24]. Frente a esa cortés e innecesaria modestia, el despliegue de método analítico y riguroso ante el hallazgo, su documen­tación bibliográfica y su saber dónde buscar la información necesaria le permitieron transformar un hallazgo casual en un descubrimiento científico de primera magnitud, y situarle por encima de polémicas que resultaron estériles con sus pai­sanos y con los representantes del saber académico. Quizá comprendiera las dudas y prudencia de los científicos france­ses y españoles ante el descubrimiento, pero debió sorpren­derle y aun decepcionarle la desconfianza, ligereza y cierta dosis de soberbia con que reaccionaron. Si bien a partir de entonces Altamira ocupa el lugar que le corresponde en la Historia del Arte y en la Prehistoria, no puede decirse lo mismo de su descubridor, Marcelino Sanz de Sautuola. En los primeros trabajos sobre Arte paleolítico se tiende a empañar su mérito -deducir científicamente que las pinturas de Altamira eran paleolíticas, y publicarlo- y su valor. Con cierta inercia arrastrada a partir de los libros de Cartailhac y de Breuil, se diluye la aportación de Sautuola trayendo a colación que en Francia se conocían otras cuevas con pinturas y grabados que ni se publican ni califican como paleolíticas hasta quince años después de que Sanz de Sau­tuola lo hiciera; o destacando los errores de J. Vilanova en la defensa de la tesis de su colega español; o la modestia formal de los Breves apuntes..., que no es tal pues tienen la calidad habitual en la época y, tanto por su formato como por sus ilustraciones, está acorde con numerosas revistas y publica­ciones científicas o técnicas coetáneas... Esta injusta y -sobre todo- inexacta valoración perdura aún incomprensi­blemente en alguna obra reciente donde se niega que Sau­tuola asignara al Paleolítico su importante hallazgo[8]. Las razones objetivas que explican esta circunstancia historio-gráfica pueden ser la insuficiente difusión y, principalmente, la lectura poco atenta o sesgada de los Breves apuntes, algo que esta nueva edición contribuirá a paliar.


* * *

Altamira modificó profundamente la visión que se tenía de la humanidad prehistórica. El reconocimiento de su gran Arte, del arte paleolítico, contribuyó decisivamente a elevar el estudio arqueológico de los objetos hasta el estudio de la cultura de los grupos humanos que los produjeron. Los Bre­ves apuntes de Marcelino Sanz de Sautuola son un preciado bien para un bibliófilo y un hito en la historiografía del Arte y la Prehistoria, y Altamira es un icono cultural universal.


[1] M. Sanz de Sautuola, Escritos y documentos, Santander, 1976, p. 193.
[2] J. Lubbock, L'Homme Préhistorique, París, 1876, y la ya citada obra de J. Vilanova.

[3] M. Sanz de Sautuola, Escritos y documentos, Santander, 1976, p. 258 yss.

[4] M. Sanz de Sautuola, Escritos y documentos, Santander, 1976, p. 48.

[5] E. Harlé, «La grotte d'Altamira, près de Santander, Espagne», en Matériaux pour l'Histoire Naturelle et Primitive de l'Homme, XVI, 1881, p.82 y ss.

[8] Véase, por ejemplo: A. Leroy-Gourham, Préhistoire de l'art occiden­tal, Paris, 1965, p. 30; Breuil, Quatre cents siècles d'Art -pariétal, Paris, 1974, p. 15, y M. Groenen, Pour une histoire de la Préhistorie, Grenoble, 1994, p. 318.


Nota bibliográfica

Para ampliar información sobre Altamira, nos remitimos a la obra: José Antonio Lasheras (ed.) Redescubrir Altamira, Turner, Madrid, 2003.


Leer parte:
1 , 2 , 3 , 4

domingo, 4 de octubre de 2009

Mercedes



Haydé Mercedes Sosa
( 9 / 7 / 1935 - 4 / 10 / 2009)


“...Mercedes, salmo en los labios...
amorosa madre amada...
mujer de América herida...
tu canción nos pone alas y hace que la patria toda...
menudita y desolada no se muera todavía,
no se muera porque siempre cantarás en nuestras almas…
Teresa Parodi







...Domingo nublado...
lluvioso, chubascos...

me ha dado la riza...
y me ha dado el llanto...
el canto de todos que es mi propio canto...

gracias a tu vida que me ha dado tanto...

sábado, 3 de octubre de 2009

19-8-2009










Fotografía: Digital
Año: 2009



la panorámica, tan siquiera se le presta atención alguna
que se puede vislumbrar...
(lumināre)


lo que dibuja la naturaleza...
lo que el ser va trazando en el transcurso de sus pasos...



esa pequeña marca, grandes paisajes,
viejos nuevos cuadros si se quiere...
la gestación de una huella, esos pasos que dejamos sin saber