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sábado, 11 de agosto de 2012

Palimpsestos Paleolíticos

Dos Palimpsestos Paleolíticos


Les Trois Frères, France

Hay un sentido (siempre) en el que escribir y dibujar coinciden, con tanto entenderse como instancias primarias de lenguaje visible. En los gran palimpsestos, los escribe para reemplazar/sobregira, en las paredes de las cuevas pintadas y grabadas de la Europa paleolítica, uno ve este proceso en acción y llevado adelante como probablemente fue durante muchas generaciones.



Ejemplo: 1


Ejemplo: 2

Las dos imágenes que se presentan aquí fueron dibujadas por el abate Henri Breuil después una parte de una pared grabada en el "Santuario" de la cueva de Les Trois Frères en Francia. Para un intento de leer en este y similares imágenes del Paleolítico "las semillas de la narrativa".

Recursos: Ubu

viernes, 27 de agosto de 2010

Dos Palimpsestos

  Paleolítico

`Les Trois Frères, France´


Hay un sentido (siempre) en el que coinciden la escritura y el dibujo, con tanto debe entenderse como casos primarios de lenguajear visible. En la gran palimpsestos, el overwritings / overdrawings, en las paredes de la pintados y grabados paleolíticos cuevas de Europa, se ve este proceso en acción y prorrogados, ya que probablemente fue durante muchas generaciones. Las dos imágenes presentadas aquí fueron elaborados por el Abbé Henri Breuil después de una porción de un muro de grabado en el "santuario" de la cueva de Les Trois Frères en Francia. Por un intento de leer en esta y similares imágenes paleolítica "las semillas de la narrativa," el lector puede consultar publicado recientemente Clayton Eshleman’s publicado Juniper Fuse, un *extracto.







*Una vez que hemos de cruzar las líneas, un sentido de la vertical y la horizontal parece incipiente. S. Giedion escribe:
    Cada uno de nosotros lleva en su cerebro una especie de equilibrio secreto que nos impulsa inconscientemente a sopesar todo lo que vemos en relación a la horizontal y vertical-a la rectangular. Esto abarca desde la composición de una pintura a nuestros hábitos cotidianos. Nos sentimos un poco incómodos cuando nuestro cuchillo y el tenedor no se establecen directamente al lado de nuestro plato o cuando el papel de escribir en nuestro escritorio no es paralela al secante. Pero esto no es la única concepción posible de orden. Una concepción no depende de la vertical se produce en el arte primitivo... Todas las direcciones son de igual importancia... La multiformidad de las superficies, con una libertad infinita o la dirección y el azar perpetuo, está en la raíz de todo arte primitivo.

*Si bien el eje en Lascaux ha recibido más atención superficial que cualquier otro sitio otra pintura del Paleolítico Superior, tiene, desde el descubrimiento de la cueva en 1940, se resistió tanto a la caza y de la interpretación chamánica. A medida que la extensión final del pasillo y el ábside, el corredor y la cámara de curvas que se ramifican desde el centro de la Rotonda, de 16 pies de eje representa las entrañas "de Lascaux. George Bataille da una descripción adecuada de la "escena" pintado en una de sus paredes:
    A medio camino hacia abajo... una estrecha plataforma trae una frente a un saliente de roca (por debajo del cual el eje sigue zambullida) imágenes con, por un lado, de un rinoceronte y, por otro, de un bisonte, entre ellos, la caída o en decúbito, una el hombre con cabeza de pájaro, por debajo de él, un pájaro a punto de un palo vertical. El pelo del bisonte enfurecido literalmente de punta, lo azota la cola, los intestinos derrame en gruesas cuerdas de una herida en su vientre. Una lanza se pinta en diagonal sobre la bestia que pasa el costado, sobre el lugar donde ha sido la herida infligida. El hombre está desnudo y itifálico: elaborados de manera pueril, se le muestra como recién derribado por dos cuernos de bisonte de la proyección; los brazos del hombre son de par en par y las manos de cuatro dedos están abiertos.

* Una vez que comenzamos a notar los aspectos femeninos de los bisontes, que puedan ser alcanzados por el hecho de que el bisonte y el hombre con cabeza de pájaro son, su composición, los lados de un triángulo de pie en su ápice. La parte horizontal es la joroba de bisonte aplanada y la espalda. La izquierda es diagonal cuerpo rígido del hombre destacó por su brazo derecho, la cabeza y la espalda del ave palo y el objeto corto gancho (en las interpretaciones cazador se conoce como un lanzador, en las interpretaciones chamánicas, no se discute). La diagonal derecha se hizo lo que se ha denominado una lanza. Si uno lee las entrañas se derramaron como una imagen de la vulva, y luego la lanza se puede ver como un falo. Leroi-Gourhan ha ofrecido su propio testimonio, de un sistema de Paleolítico Superior de género emparejamiento. Sus comentarios sobre los signos de un bisonte en Bernifal pueden ser pertinentes para el Eje de "escena":
    Cuando consideramos las variantes de la "flecha" y de las marcas de la herida," nos damos cuenta que estas marcas gráficas pueden asimilarse a las formas variantes de los signos masculinos y femeninos. En otras palabras, es muy probable que los hombres del Paleolítico estaban expresando algo así como "la lanza es el pene" como "la herida es la vulva". Para ser plenamente convencido de esto, es suficiente para ver que el bisonte en el panel central en Bernifal está marcado por su parte, no con una "herida" y "filas", pero con una vulva ovalada en sus líneas de matrimonio y dos pares de trazos cortos. "

Aquí debo añadir que los intestinos llamada en el eje "escena" se podría describir con las mismas palabras.


Fragmentos: Clayton Eshleman (1981)

jueves, 29 de octubre de 2009

Marcelino Sanz de Sautuola - (Previous Final)

Epílogo

Algunos apuntes sobre algunos objetos prehistóricos
de la provincia de Santander


"Los breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander de Marcelino Sanz de Sautuola significaron un gran cambio en el estudio y conocimiento de la Prehistoria de la Humanidad.
El descubrimiento en 1879 de las pinturas conservadas en la Sala de Policromos de la Cueva de Altamira, hoy llamada la Capìlla Sixtina del Paleolítico, no fue obra del azar sino del afán investigador y constancia de un hombre estudioso, dotado de la intuición precisa para adelantarse a su tiempo.

La obra cuyo facsímil hoy ofresemos fue objeto de la gran polémica que en las páginas siguientes comentan los especialistas José Antonio Lasheras y Carmen de las Heras. Como en otras iniciativas relevantes ha ocurrido, su autor no alcanzó a ver en vida el reconocimiento de aquel paso innovador. Pero su prudencia, y la generosidad con que ofreció al mundo sus hallazgos, fueron finalmente recompensadas.
Esta edición es un homenaje a su memoria."
Emilio Botín



El descubrimiento del primer arte. Comentario sobre los breves apuntes...
de Marcelino Sanz Se Sautuola

José A. Lasheras y Carmen de las Heras *


Sautuola fue consciente de la belleza, importancia y trascendencia de su hallazgo realizado hace ciento veiticinco años en Altamira. Investigando la más remota Prehistória de su región encontró unas figuras pintadas que indentificó como la primera gran obra descubierta de loas primeras manifestaciones artísticas de la humanidad, y lo hizo cuando no se conocía ninguna pintura igual, ni siquiera parecida, en todo el mundo. Identificó las especies animales representadas en la cueva, su técnica de realización, dedujo su cronología precisa y dio a conocer con absoluto rigor científico la existencia del arte original por excelencia, el más antiguo, el primer Arte. Aunque pasaron veinte años hasta que fuera definitivamente reconocida así, sus Brevesa apuntes son una sorprendente joya científica para la Historia de la Prehistoria, y Altamira es reconocida en todo el mundo como una obra maestra de la Historia del Arte universal.
* Director y conservador del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, respectivamente.


El hallazgo de una cueva en Altamira:

La prehistori
a de Altamira terminó hace trece mil años. Entonces, por causas naturales, se derrumbaron por completo los seis metros iniciales del luminoso vestíbulo. Este era el lugar usado para habitar por los grupos humanos durante el Paleolítico. El desplome de todos los estratos superiores cegó la gran boca (de unos catorce metros de anchura y hasta tres de altura) y la cueva quedó clausurada. Poco antes de ese suceso, gentes de cultura magdaleniense habían vivido allí y realizó las últimas pinturas, quizás los pequeños bisontes dibujados en negro que aparecen entre los policromos, en lo que ahora denominamos el Gran Techo. Desde ese lejano momento la cueva quedó sumida en la oscuridad absoluta; se abrió entonces un largo paréntesis de milenios sin presencia humana en su interior, hasta su fortuita localización en la segunda mitad del siglo XIX.
El hallazgo de las más bellas pinturas de la Prehistoria está lleno de atractivo y es un hito del máximo relieve en su historia. Reúne, además, curiosos matices de casualidad y anécdota que lo hacen particularmente emocionante, pero también de método y voluntad, que junto a su repercusión científica y artística le confieren un interés excepcional.
Era Sautuola un hombre de formación académica, licenciado en derecho, cuya curiosidad científica le condujo tanto a estudiar la historia regional como las ciencias de la naturaleza, y a coleccionar antigüedades, fósiles, y a coleccionar antigüedades, fósiles y minerales. Entre otras iniciativas que ilustran su pensamiento divergente y su amplitud de miras cabe recordar que introdujo el cultivo del eucalipto en Cantabria, proponiéndolo como recurso económico de interés regionál (1) y que fue vicepresidente de la Comisión Provincial de Monumentos durante años.
Hacia 1870-1872, un labrador llamado Modesto Cubillas encontró una grieta por la que se accedía a la cueva. En una carta que dirigió el rey Alfonso XII en 1881, aprovechando la vista del rey a la cueva, solicitaba alguna recompensa - "algún socorro", escribió: para él por haber sido su hallador y quien se la mostró a Sautuola, que poseía una "casona" en el pueblo de Puente San Miguel, próximo a la cueva. Cabe pensar que, conociendo sus aficiones, Cubillas le informara de su existencia, y que fueran sus inquietudes naturalistas las que le llevaran a visitar la cueva por primera vez en 1875. En esta primera ocasión la recorrió en su totalidad (más de 270 metros), incluso arrastrándose para franquear el paso en la galería mas profunda: ciertamente el interés por la geología eran intensos. Quizás por esto, cuando casi al final de la gruta vio unos raros dibujos negros, no le prestó entonces particular atención ni les concedió ninguna importancia.

En 1878 Sautuola fue a París, a la Exposición Universal. Visitó varias veces el pabellón dedicado a la Antropología donde se exponían las colecciones de objetos prehistóricos recientemente descubiertos en Francia. Estimulado por su observación - "aguijoneado por mi afición a estos estudios y excitado (sic)...por su contemplación" [p.3]
dice el mismo decidió entonces investigar en su región. Programó indagar en distintas cuevas y volver de nuevo, con tal fin, a la de Altamira en la que sería su segunda y definitiva visita a lo largo - suponemos - de varios días. Informó de ello a la Academia de la Historia, de la que era correspondiente, aunque no citó en sus cartas nada de las pinturas, quizá por no haberlas hallado aún al escribirlas o, más probable, por discreción y prudencia a la espera de analizar, valorar adecuadamente y alcanzar conclusiones precisas sobre lo hallado.
El aspecto anecdótico y casual del hallazgo está marcado por la participación de la hija de Sautuola, María, que siendo niña acompañó a su padre en la cueva. Fue ella la primera en ver las pinturas: "¡Papá, bueyes!", fueron sus palabras, según contaba siendo ya mayor. Se trata de un detalle simpático pero intrascendente que, en algunas menciones bibli0ográficas y por su reiteración, trivializa el mérito del verdadero descubrimiento científico que sólo corresponde a Sautuola y a los Breves apuntes.


En el nacimiento de la prehistória

A mediados del siglo XIX comenzó a desarrollarse en Europa el estudio sobre el pasado más remoto del hombre, tomando como base el método y el hallazgo que la Geología y la Paleontología estaban aportando. Esta nueva corriente de estudio, denominada "naturalista", se impuso progresivamente a un cierto modelo "erudito" hegemónico hasta ese momento. La tradición erudita hacía asumir que el origen del universo había sido tal y como se recogía en el libro del Génesis, y habiendo creado Dios al hombre en su estado pleno de perfección de dominio "creacionistas"; para ellos, los relatos del Antiguo Testamento y los acontecimientos de los llamados "cuatro imperios" (Asiria, Persia; Grecia y Roma) constituían el pasado más lejano de la humanidad, para cuyo estudio eran suficientes la Biblia, la Historia Antigua y las lenguas clásicas. Por lo contrario, esto empezaba a estar cuestionado por ciertos hallazgos que se veían produciendo desde el siglo XVIII. Desde la Geología y la Paleontología surgía un nuevo "Génesis", basado en la razón y no en las creencias, ajeno al Paraíso y procedente del Reino mineral y animal.
Esta nueva reflexión sobre el orígen del hombre se intensificó a partir de 1809, cuando se publicó la obra del biólogo Jean Baptiste Lamarck Zoological Philosophy en la que enunciaba los principios del "trasformismo", con los que abordaba la evolución de los seres vivos. Este cambio en la atención y actitud de los científicos se acrecentó con la publicación de dos trabajos fundamentales: "Principles of Geology", de Charles Lyell en 1833, y la obra de Jacques Boucher de Perthes "Antiquités Celtiques et Antédiluviennes" en 1847, referencias obligadas en cuanto a los inicios de la Prehistoria se refiere. Exponía Boucher de Perthes el hallazgo de instrumentos de piedras hechos por humanos y asociados a restos de animales extinguidos y, todo ello, en estratos naturales, geológicos, muy antiguos, lo que demostraba una antigüedad del hombre mucho mayor de la uqe se daba por supuesta a partir del relato bíblico del Génesis (pese a las evidencias, la discusión de esto la prolongaron algunos integristas hasta bien entrado el siglo XX). Poco después en 1859, Charles Darinn publicó "El origen de las especies" (2) donde explicaba los principios rectores de la evolución de las especies y los mecanismos que la hacen posible, fundamentalmente de la selección natural. La aparición ese mismo año de una nueva obra de Lyell titulada "Geological Evidence of the Antuquite of Man" vino a fundamentar de manera irrefutable las tesis de Bocher de Perthes y de Darwin, en lo relativo al largo camino recorrido por por la humanidad, en 1867, la Prehistoria se expuso de forma destacada en el recién inaugurado Musée des Antiquités Nationales de Saint-Germain-en-Laye y también en la gran Exposición Universal de París, y se celebró un Congreso al que asistió alguno de los primeros prehistoriadores españoles como Juan de Vilanova (3), en una apertura de la ciencia española a las novedades en Europa (algo más deseable que frecuente). Un año más tarde, John Lubbock en su obra Prehistoric Times acuñó los términos "Paleolítico" y "Neolítico" que fueron rápidamente admitidos por los prehistoriadores. En 1871 Darwin publica "El origen del hombre" (4), en el que tendría en cuenta los datos de la arqueología prehistórica y, en 1872, Gabriel de Mortillet estableció la sucesón de los diferentes perídos del Paleolítico. En fin, podemos considerar que la Prehistoria tuvo su período formativo como ciencia independiente de la Geología y la Paleontología en Europa durante la segunda mitad del siglo XIX.

¿Y en España?

Pese al considerable desarrollo que el estudio de la Prehistoria había tomado en el extranjero, en España esta disciplina seguía siendo una gran desconocida. Bien es cierto que la situación de atraso económico y social y la inestabilidad política de nuestro país no favorecía el avance de las ciencias.
La restauración de la monarquía en 1875 supuso que la iglesia mantuviera y aún aumentara su poder y capacidad de influencia sobre la sociedad y en todas las instituciones públicas. Se reavivó entonces uno de los conflictos que ensombrecían a la sociedad española, el que enfrentaba a clericales y anticlericales. Entre los primeros se encontraban sectores muy conservadores - católicos y españolistas a ultranza - que ignoraban o rechazaban los logros culturales y sociales adquiridos en Europa a partir de la Revolución Francesa. Por otra parte, en los sectores anticlericales se integraban burgueses liberales, progresistas, federalistas y republicanos, todos ellos partidarios de una secularización de la sociedad. Una de las concesiones más significativas al clericalismo se realizó en el ámbito docente y fue provocada por el ministerio de Fomento, el marqués d Orovio, en 1875. Se la conoce como la "Segunda Cuestión Universitaria", cuando se prohibió la enseñanza de postulados que contradijeran las normas de la iglesia y el dogma católico. Varios catedráticos dimitieron y otros fueron cesados en la Universidad. Alguno de estos, con Francisco Giner de los Ríos al frente, crearon en 1876 la Institución Libre de Enseñanza, basada en la libertad de pensamiento, el interés por la Ciencia y en la didáctica laica e innovadora.
El conflicto entre la religión y ciencia en el ámbito educativo fue duro y tardó varios años en resolverse. Así, por ejemplo, en 1892, en el III Congreso Católico Nacional de España celebrado en Sevilla, se pidió la creación de una cátedra "consagrada exclusivamente a enseñar la verdadera Prehistoria católica", y se recomendó que todos los escritores católicos que tratasen del tema declarasen ser contrarios "a todo panteísmo evolucionista y transformista, y evitasen el empleo de palabras que se prestasen a confundirlos con esta escuela".
De lo anterior se deduce que la situación general existente en la España de 1880 no permitía alardes científicos en lo relativo al origen del hombre y a la Prehistor¡a. En este contexto, el hallazgo de las pinturas de Altamira y su atribución a la época paleolítica - palabra además poco frecuente aún en las publicaciones españolas - suponía un atentado contra dos pilares de la estructura social: la iglesia, por una parte, y las tradicionalistas Academias y demás.


1- Manuscrito titulado "Apuntes sobre la aclimatación del Eucaliptus globulus en la provincia de Santander", en M. Sanz de Sautuola, Escritos y documentos, Santander, 1976, p. 55 y ss.
*- Las páginas referenciales entre corchetes corresponden al facsímil original de los Breves apuntes...
2- On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggke for Life.
3- El primer catedrático de Geología y Paleontología de la Universidad española. Había publicado en 1872 su obra "Origen, Naturaleza y Antigüedad del hombre", y a él recurría Sautuola en demanda de información con la que contrasta el hallazgo.
4- The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex.


Leer parte: 1 , 2 , 3, 4

sábado, 19 de septiembre de 2009

Marcelino Sanz de Sautuola - (4)

Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos
de la provincia de Santander


No se me oculta que á muchos de mis lectores pueda ofrecérseles la duda de s¡ los d¡bujos y pinturas de que me he ocupado, y que en mi humilde opinion son dignos de un estudio detenido, habrán servido de solaz á algun nuevo Apeles, todo cabe en lo posible, pero juzgando el asunto en sério, no parece que pueda aceptarse esta opinion. Por de pronto esta cueva era completamente desconocida hasta hace pocos años; cuando yo entré en ella por primera vez, siendo con seguridad de los primeros que la visitaron, ya existian las pinturas número 12 de la quinta galería, de las cuales llaman la atención fácilmente por estar como á dos pìes del suelo y por sus rayas negras repetidas. Las de la galería primera no las descubrí hasta el año pasado de 1879, porque realmente la primera vez no examiné con tanto detenimiento su bóveda, y porque para reconocerlas hay que buscar los puntos de vista, sobre todo si hay que buscar los puntos de vista, sobre todo si hay poca luz, habiendo ocurrido que personas que sabían que existían, no las han distinguido por colocarse á plomo de ellas; por lo demás me parece indudable que, tanto unas como otras, no son de época reciente; las de la quinta galería porque no es admisible que opr entretenimiento se metiera allí ninguno á pintar unas figuras indescifrables; y las de la primera, si bien como ya he dicho, no parecen de época remota, se resiste el suponer que en fecha reciente haya habido quiem tuviese el capricho de encerrarse en aquel sitio á reproducir por la pintura animales desconocidos en este país en la época de su autor.
De todo lo que precede se deduce, con bastante fundamento, que las dos cuevas que se han mencionado pertenecen, sin género alguno de duda, á la época designada con el nombrede paleolítico, (1) ó sea la de la piedra tallada, es decir, la primitiva que se puede referir á estas montañas.
Quédese, pues, para otras personas más ilustradas el hacer un estudio concienzudo sobre los datos que á la ligera dejo mencionados, bastándole al autor de estas desaliñadas líneas la satisfacción de haber recogido una gran parte de objetos tan curiosos para la historia de este país, y de haber adaptado las medidas oportunas para que una curiosidad imprudente no haga desaparecer otros no menos importantes, dando con todo esto motivo á que los hombres de ciencia fijen su atención en esta provincia, digna de ser estudiada más que lo ha sido hasta el día.
Escrito lo que precede, he tenido ocasión de visistar otras cuevas de esta provincia, y para noticia de los curiosos, los citaré tan á la ligera como fué mi visita á ellas. En el Ayuntamiento de Santillana de la Mar, sitio de la venta del Cuco, existe una cueva que, vistar esteriormente, no hace suponer que pueda haber servido de habitación, pues se encuentra en un hoyo á donde van á reunirse las aguas de las colinas inmediatas, siendo su única salida esta cueva. Su entrada, más bien pequeña que grande. se halla espuesta al S.; todo su aspecto interior parece confirmar la idea de que siempre haya estado deshabitada, por la gran revolución y barrancos que han producido de ellas las aguas; sin embargo, observada detenidamente, se encontró á mano izquierda de la entrada, y á no mucha distancia de ella, una capa de conchas de género patella, no muy grandes, recubiertas casi todas por una capa estalacmítica algo gruesa, cuyo hayazgo me hizo modificar la primera impresion. Siguiendo la galería, que es muy extensa, y peligrosa en varios puntos, se encuentran algunas conchas y huesos, y en un sitio bastante retirado, pero que está al abrigo de las aguas, por abundantes que fueran estas, se halló un pequeño depósito de huesos tallados y conchas, dientes de animales y varios objetos de piedra tallada, revueltos entre una capa de tierra negruzca, demostrando la presencia de todo ello que allí vivió el hombre por más ó menos tiempo.

Otra cueva existente en el Ayuntamiento de Camargo, pueblo de Escobedo, llamada de San Pantaleon, digna de visitarse por su entrada fantástica, adornada de añosas yedras y otros arbustos. Su bajada es molesta por las grandes moles de piedra desprendidas de la entrada, llamando la atención el gran desnivel que hay desde esta hasta lo último de la cueva, que seguramente pasará de treinta metros; como á la mitad de esta distancia se encuentra un banco de tierra oscura conteniendo un gran número de huesos, algunos tallados, dientes de animales y varios objetos de pedernal tallados, cuya existencia denota que también esta cueva fué habitada por el hombre.


Por último, citaré otra llamada de Cobalejo, en el Ayuntamiento de Piélagos, registrada por primera vez, hace algunos meses, por mi amigo D. Eduardo de la Pedraja y que tiene una forma especial. Su concavidad, que aproximadamente tendrá de 13 a 14 metros de saliente á poniente, por 20 de norte á sur, parece como un escenario, vista desde el frente; pues su fachada, si así se puede llamar, es casi tan alta y ancha como el interior de ella, ofreciendo la particularidad de que su entrada está al costado, por un boquete poco mayor que una puerta ordinaria, sin el que sería difícil visitarla, pues su acceso, por el punto que hemos llamado fachada, que está dando frente al S., era bastante difícil. Esta cueva contiene en casi toda su estensión una gran masa, de algunos pies de alta, compuesta de tierra arcillosa, mezclada con huesos partidos tallados, aunque no tan perfectos como los precedentes de la cueva de camargo, citada mas atrás. Tambien se encuentran algunos huesos recubiertos con una capa estalacmítica á bastante profundidad, formando en algunos sitios una verdadera brecha huesosa; pero el objeto que en mi concepto puede dar mas importancia á esta cueva, encontrado metido de canto entre dos peñas grandes, y que ha sido recogido por mi amigo el Sr. Pedraja, es una piedra de grano de veintitres centímetros de largo, término medio, pues es desigual, por veinticuatro de ancha, con siete de gruesa, que en su superficie tiene dos concavidades de seis á siete centimetros de largas, por cuatro y medio de anchas y de dos á tres de profundidad, presentando en su estremo, que está roto, la mitad de otra concavidad como las citadas; su conjunto recuerda algunas piedras semejantes que se han hallado en otros países, y han sido calificadas de alisadores; la de que me ocupo no creo haya tenido este destino, pues la longitud de las concavidades es demasiado limitada para el objeto, inclinándome más bien á sospechar si su empleo seria para moler ó triturar el grano que sirviera de alimento. Sea lo que se quiera, es indudable que, tanto los objetos hallados en esta cueva, como en las demás que dejo citadas, demuestran positivamente la permanencia de ellas del hombre por algun tiempo, habiendo motivos fundados para esperar que no sean estas las últimas pruebas que justifiquen la remotísima fecha á que debe referirse la primitiva población de estas montañas.




1- La época prehistórica se subdivide bajo el punto de vista cronológico en cuatro períodos; Edad de la piedra tallada ó paleolítica; edad de la piedra pulimentada ó neolítica; edad del bronce, y edad del hierro: El Sr. Vilanova, en su citada obra "Origen del hombre" establerce otras divisiones, segun las que los objetos de qeu me he ocupado corresponderían á la época mesolítica, ó sea tres anteriores á la del hierro.


Leer parte: 1 , 2 , 3

jueves, 3 de septiembre de 2009

Marcelino Sanz de Sautuola - (3)

Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos
de la provincia de Santander


Como estos está compuesto por piedras talladas, aunque no en tan gran número, de huesos partidos, tallados y trabajados, y de cantidad innumerable de conchas marinas, faltando hasta ahora, para que la comparación fuera más exacta, que en nuestro depósito apareciesen cascos de vasijas de barro, espinas y huesos de pescado. Podríase decir que á nuestro depósito le falta tambien la circunstancia de la hallarse á la orilla del mar; así es la verdad, pero si se considera que en línea recta no dista de la costa más de dos ó tres kilómetros, y que aun en Dinamarca se encuentran algunos á varias millas tierra dentro, desaparece la diferencia indicada.

Siguiendo el exámen de la primera galería, precisamente desde donde concluye el depósito de huesos y cáscaras, se encuentra el observador sorprendido al contemplar en la bóveda de la cueva un gran número de animales pintados; (véase la lámina 3º que los representa en la misma posición en que están) al parecer, con ocre negro y rojo, y de tamaño grande, representando en su mayoría animales que, por su corcova, tienen alguna semejanza con el bisonte, (1) de los cuales dos están de costado y completos, otros de cabeza, algunos están en postura incomprensibles, y de otros solo quedan algunos trazos, habiendo desaparecido, en más ó en menos, los colores que sirvieron para pintarlos: Existe también la figura de una corza entera, muy bien hecha, y una cabeza que parece de caballo, componiendo entre todos el número de veintitres, sin contar entre ellos otros varios, de los que solo quedan algunos perfiles, llamando en particular la atención, por sus tamaños, los dos citados más arriba, que miden de alto más de un metro y veinte y cinco centímetros de largo; y la corza, que tiene dos metros veinte centímetros de largo, por un metro cuarenta centímetro de alto. Examinadas detenidamente estas pinturas, desde luego se conoce que su autor estaba muy práctico en hacerlas, pues se observa que debió ser su mano firme y que no andaba titubeando, sino por el contrario, cada rasgo se hacía de un golpe con toda la limpieza posible, dado un un plano tan desigual como el de la bóveda, y fueran los que se quiera los útiles de que se valiera para ello; no siendo menos dignas de tomarse en cuenta las infinitas posturas que el autor hubo de tomar, pues en algunas partes apenas podía ponerse de rodillas, y á otras no alcanzaba ni estirando el brazo; aumentándose la estrañeza al considerar que todo hubo que hacerlo con luz artificial, puees no es posible suponer que llegase hasta allí la luz del día, ya que, aun conocediendo (lo que no parece probable) que la entrada fuera muy grande, apenas podía quedar iluminado el último tercio de esta galería, que es donde se hallan las pinturas y que se dirige hácia la izquierda, por lo cual, en todo caso, recibiría por reflexión una luz muy débil. Merece también notarse que una gran parte de las figuras están colocadas de manera que las protuberancias convexas de la bóveda están aprovechadas de modo que no perjudiquen el conjunto de aquellas, todo lo que demuestra que su autor no carecía de instinto artístico.
La galería número dos, solo ofrece de particular el tener en un hueco, que existe en su fondo, pintadas las figuras números 1, 2, 3 y 4 de la lámina 4º, la segunda en el techo, únicamente con perfiles negros, y las demás sobre los costados, con negro las líneas largas y rojo las más cortas.
La tercera galería nada tiene de notable, á no ser las muchas piedras desprendidas de la de la bóveda, y la figura representada en el número 5 de la lámima citada; y á la entrada de la cuarta galería y en su interior se encuentran pintados los dibujos 6 y 7 de la misma lámina.
La quinta galería, cuyo acceso es muy incómodo, por tener que andar algunos metros materialmente de rodillas, y aún con precaución de no tocar con la cabeza, es bastante más digna de atención que las tres que la preceden. Pasada la parte estrecha, se levanta la galería poco más de un metro sesenta centímetros, por un metro treinta centímetros de ancho; examinadas las paredes laterales, que son de piedra, se las vé en muchos sitios cubiertas de infinito número de rayitas, hechas al parecer con un instrumento de punta muy aguzada, pero sin que se descubra ninguna figura ó signo que llame la atención; podriase sospechar que estas rayas son hechas por los murciélagos, pero existen en algunos sitios donde no es posible aceptar esta opinión.
También es digno de notarse que las piedras salientes de los costados, y sobre todo en las vueltas que dá la galería, tienen su superficie lustrosa y suave, como si hubiese sido causada por el frotamiento muy repetido ya de personas ó de animales, en cuyo caso debe suponerse que en aquel tiempo esta galería no ofrecía tan difícil acceso como en la acutualidad. Viene en apoyo de esta última opinión, la capa arenosa y desigual que cubre el suelo, indicando que en alguna época han pasado por allí aguas en abundancia, y quizás sea debido á la corriente de estas el depósito de varios huesos hallados en este sitio, entre los que, el más notable por su gran tamaño, es una vértebra.
Asi bien merece fijar la atención el techo, formado de piedra, la que, en gran estensión, parece que está recubierta de una débil capa arcillosa, sobre la que se observan unos surcos no profundos, como si se hubiesen hecho pasando los dedos de la mano y repitiendo esta operación en todo lo ancho del techo.
En los costados de esta galería se ven representados los números 8, 9, 10, 11 y 12 de la lámina 4º; los tres primeros no debieron tener más que los perfiles negros que aún conservan, y el once está marcado con un objeto de punta fina y aguzada; las figuras que comprende el número 12, que no tienen más que perfiles negros, se hallan reunidas en la mísma posición que indica la lámina, siendo bastante difícil descifrar lo que quieren representar, para aventurar una opinión que tuviese algún fundamento. Los originales de la lámina 4º son muchos mayores de las figuras de esta.
Al pasar por todas las galerías mencionadas, escepto la primera, nótase á derecha y á izquierda unas rayas negras, correspondiendo casi siempre las de un lado enfrente de las del otro, que podrían suponerse hechas por un inspector para reconocer el camino andado, pero no parece admisible esta idea, pues en este caso lo probable es que se hubieran hacho al alcance de la mano, como suele decir, y no en sitios elevados y separados del camino debia llevar el que las trazó; además de que son tantas y tan repetidas en algunos sitios, que no se esplica satisfactoriamente su gran número, como tampoco se esplica satisfactoriamente su gran número, como tampoco se esplica la existencia de otras que se encuentran en la tercera galería, entre unas pequeñas amontonadas en un rincón , y que no se ven con facilidad, lo cual dá márgen á suponer si serían hechas antes de las piedras que las contienen.
De todo cuanto vá dicho se desprende, de una manera innegable, que esta cueva fué habitada, ó durante mucho tiempo ó por mucha gente, pues solo así se esplica la abundancia de restos animales que, debemos suponer, les sirvieron de alimento. Su resistencia tambien parece que debió ser larga más bien que corta, como así lo indican, no solo las pruebas de su naciente insdustria, que quedan mencionadas, sino también el distinto estado de conservación en que se encuentran muchos huesos y cuernos, pues mientras algunos están en bastante buen estado, otros se deshacen enteramente, por más cuidado que se tenga para estraerlos de la masa que los contiene.

Respecto á las pinturas que se han encontrado, es indudable que la primera galería acusan una perfección notable comparadas con las demás, peroá pesar de todo, su exámen detenido inclina al anónimo á suponerlas contemporáneas unas de otras. Más difícil será resolver si todas ellas corresponden á la remotísima época en que los habitantes de esta cueva formaron el gran depósito que en ella se encierra; pero por más que esto parezca poco probable, tomando en cuenta su buen estado de conservación, despues de tantos años, conviene hacer notar que entre los huesos y cáscaras se han hallado pedazos de ocres rojos, que, sin gran dificultad pudieran haber servido para estas pinturas; por otra parte, si bien las condiciones no vulgares de la des de la primera galería hacen sospechar que sean obra de época más moderna, es indudable que, por repetidos descubrimientos, que no se pueden prestar á la duda, como el actual, se ha comprobado que ya el hombre, cuando no tenia aun más habitación que las cuevas, sabía reproducir con bastante semejanza sobre astas y colmillos de elefante, (2) no solamente su propia figura, sino también la de los animales que veía; por lo tanto no será aventurado admitir que si en aquella época se hacian reproducciones tan perfectas, grabandolas sobre cuerpos duros, no hay motivo fundado para negar el absoluto que las pinturas de que se trata tengan tambien una procedencia tan antigua. Podráse alegar por alguno que la opinion emitida más atrás dá por supuesta la existencia en esta provincia, en algun tiempo, del buey con corcova ó del bisonte, (suponiendo que este sea el reproducido en las pinturas) sobre el cual no existe noticia alguna hasta ahora; pero por más que esto último sea exacto, no es razón suficiente para negarlo desde luego, con tanto más motivo cuanto que se ha comprobado la existencia del segundo en varios puntos de Europa, en épocas remotas, y la del primero la admite Buffon, que es autoridad de la materia. El único argumento decisivo que, á mi juicio, vendría á resolver esta cuestión, seria el hallazgo de algun resto de aquellos rumiantes entre los muchos que encierra esta cueva.




1- El naturalista Buffon en sus obras, artículo sobre el Bisonte, dice haberse encontrado en otros tiempos en las partes desiertas de Europa bueyes silvestres, unos con corcova y otros sin ella; según este dato podría suponerse con algun fundamento que los primeros son los representados en las pinturas que se citan, pues si bien por la corcova tiene estos alguna semejanza con el bisonte y el cebú, son muchas más las diferencias que los separan de ellos.
2- En la obra publicada por Lubbock, páginas 303, 304 y 305, se hallan representadas varias figuras de animales, grabadas sobre cuernos de renos, y un Mammuth sobre un pedazo de marfil. El Sr. Vilanova, en su interesante obra sobre el orígen del hombre, publicada también una lámina comrendiendo el dibujo sobre piedra de un oso, y de un pedazo de marfíl con la silueta de un Mammuth,




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martes, 25 de agosto de 2009

Marcelino Sanz de Sautuola - (2)

Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos
de
la provincia de Santander



Entre los pedazos de ladrillo, teja y cacharros que salieron mezclados con los útiles de piedra y huesos, se encuentran cuatro cascos de los últimos, que por su aspecto negruzco pordán ser de época remota, á diferencia del otro casco, teja y ladrilllo que, si bien por el lugar que ocupaban, pudieran ser considerados contemporáneos de los objetos que los acompañaban, no presentan en su exámen ningun indicio de antigüedad, siendo incomprensible cómo estaban cubiertos por una capa de más de sesenta centímetros de tierra, podríase acaso alegar que estos objetos dejados en la superficie, por efecto de su peso fueron poco á poco introduciéndose en la tierra, ya fuese debido á que la superficie estuviese en una època reblandecida por las humedades, ya también á las excavaciones que pudieron haber hecho animales carniceros en busca de los huesos allí depositados, pero léjos de existir indicios qeu autoricen ninguno de ambos supuestos, se encontró la superficie tan compacta y resistente, que, ´pesar de estar formada de tierra arcillosa, hubo necesidad de acudir a los picos, siendo casi completamente inútiles las azadas. Esta capa, que ocuparía próximamente de treinta á cuarenta centímetros. encerrada carios cantos de piedra calar de regulares dimensiones, y contenia ya en su parte inferior buen número de objetos de piedra y huesos, pero donde se hallaronla mayor parte y los cacharros de barro, fue en la capa siguiente, compuesta de tierra mucho más suelta y oscura, con indicios vehementes de cenizas.
Despues de todo cuanto precede, ocurre preguntar: ¿la cueva de que se trata, sirvió de habitación al hombre en algún tiempo, ó seria más bien un verdaderotaller para fabricar utensillos de piedra? Dificil será, en verdad, dar una contestación categórica, por más que, en mi humilde concepto, haya razones fundadas para poder apreciar, prudencialmente, el destino que en época remota pudo tener esta cueva.
Parece probable que no estuvo destinada para habitaciones, porque además de sus cortas dimensiones, su disposición ispecial, la hace poco definible de los ataques que en aquél tiempo debió sufrir el hombre de parte de los animales carniceros; su entrada es casi tan alta y ancha como el resto de la gruta, y por lo tanto difícil de defender de los ataques esteriores. teniendo además por un costado, á la izquierda entrando, otro boquete poco menor que la entrada principal. Podríase alegar en contra el gran número de huesos qeu se encuentran allí y que parece serían restos de comida; pero estos, lo mismo pueden indicar que existió una habitación, como que, y es lo más probable, lo que allí hubo fué un verdadero taller. Militan en favor de esta opinión, por una parte los centenares de piedras talladas que se encuentran, de las que un gran número parecen rotas, y motras muchas inferiores ó si concluir su tallado, y por otra la disposición especial de la cueva, pues precisamente las circunstancias indicadas qeu la hacian impropia para la habitación, la recomendaban en cambio para taller, espuesta como está al S. y con una entrada tan alta como toda ella, ofreciendo, por lo tanto, un local con la claridad apetecible para el trabajo.
No desconosco que si leen estos breves apuntes personas ajenas á los estudios prehistóricos, acaso califiquen de utopías todo cuanto dejo mencionado, pero si me ánimo fuera hacer gala de una erudición inoportuna, no me sería difícil escribir una larga disertación sobre aquellos estudios, muy poco conocidos, por desgracia, en nuestro país, y alegar algunos datos y testos de los muchos que contienen las obras escritas sobre la materia por el sabio geólogo D. Juan Vilanova, por John Lubbock, Boucher de Perthes y otros varios, que han conseguido elevar el conocimiento de estos estudios á una altura que, seguramente, nadie hubiera podido preveer hace treinta años, demostrando hasta la evidencia que son tantos y tantos los descubrimientos que se van repitiendo en todos los países, en condiciones muy semejantes, que ya ha dejado de ser materia de discución, admitiendose como un hecho cierto, que los primeros utensillos de que se valió el hombre fueron de piedra y de hueso, sirviéndose igualmente de primera habitación las cuevas formadas por la naturaleza.
Pero ahora á ocuparme de otra cueva mucho más notable, á mi juicio, por l
as circunstancias que la acompañan, á mi juicio, por las circunstancias que la acompañan, y que parece digna de más esmero estudio. Hállase situada en la sierra comun, sitio llamadode Juan Mortero, término del lugar de Vispiéres, Ayuntamiento de Santillana del Mar, (recientemente la han denominado de Altamira, tomada este nombre de un prado inmediato que se llama así); su entrada está espuesta al N., y tan cubierta de maleza que, antes de ser visitada frecuentemente como lo es ahora, era difícil reconocerla. Segun informes adquiridos del mismo que aprovecha este terreno, hasta que hace ocho ó diez años en que, efecto de haberse hundido alguna piedra, se ensanchó la entrada, era desconocida su existencia. Su bajada es incómoda, pero no difícil, á causa de las peñas que deben haberse desprendido; y reconocida por la parte interior, hace sospechar que aquella estaba antes bastante más baja, dándola acceso por una depresión del terreno, y entrando en plano casi horizontal. Una vez dentro, se encuentrael curioso con una galería que se estiende hácia el S. S. E., y que llamaremos principal, la cual mide treinta y ocho metros de largo, y de ancho desde hueve á trece metros, variando la altur entre dos metros y treinta centímetros qeu tiene en el fondo. A la derecha entrando existe otra galería bastante larga, que designaremos con el número dos y se dirije hacia el S. O; de esta se pasa á otra número tres, de más estension y alta por algunos sitios como diez metros; desde ella se desciende á otra cueva de regulares dimensiones, número cuatro, que se encuentra como á cuatro metros, más baja que la anterior; de la número tres, volviendo hacia el N., se encuentra una fuente que mana del techo y se sume por el suelo; dejando más adelante, á la izquierda, un pozo, al parecer, natural, abierto en las peñas, y que mide próximamente cuatro metros hasta tocar con el agua que contiene, se introduce el curioso por una quinta y última galería. Describiré independientemente cada una de ellas.
La galería principal ofrece á la vista, en lo más inmediato á la entrada, un conjunto de piedras y losas desprendidas de la bóveda, que en gran parte aun no habían caído cuando hace cuatro años visité por primera vez la misma cueva. Inmediato á estas piedras empieza un banco ó capa de más de cuatro metros de espesor por algunos sitios, compuesto de un gran número de cáscaras del genero patella, (véanse los números 1 y 1 de la lámina 2º) caracoles marinos, huesos de mil tamaños, dientes y muelas de diferentes animales, como los encontrados en la cueva citada de Camargo, gran variedad de cuernos, muchos cantos rodados de rio partidos, bastantes pedazos de cristal de roca y algunos utensillos de piedra tallados, todo revuelto entre tierra negra parecida á cenizas. Entre los huesos se encuentran varios tallados y trabajados, algunos con rayas hechas artificialemente, las que también se ven sobre algunos cuernos. (véase los número 2 al 13, lámina 2º) Merecen especial mención los números 8 y 10, de las que el primero, de color casi enteramente blanco, tiene un trabajo bastante concluído, presentando en una de sus caras las rayas que indica la figura que representa de costado, su destino puede ser motivo de discusión, pues por si bien por las puntas que le terminan en ambos estremos pudo servir para agujerear las pieles, que probablemente servirían de vestidos en aquella época, tampoco será aventurado suponerle destinado á formar parte del adorno de los pinados, á semejanza de los que usan, aun hoy, algunas tribus muy atrasadas en el camino de la civilización. Todavía es más notable el número 10, que representa una aguja de hueso con un ojo perfecto, cuya punta se rompió desgraciadamente al extraerla de la masa que la contenía. Tambien deben citarse el número 11, que representa un punzón de hueso estremadamente fino, como lo indica la figura, con una superficie tan lisa como si fuera marfil, efecto, sin duda, del contínuo uso á que debió estar destinado; el número 14, que es un pedazo de piedra pizarrosa con un agujero para colgar, que acaso serviría de adorno en aquella época.
Todas estas figuras comprendidas en la lámina 2º, son de tamaño natural.
Los objetos de silex tallados qye se encontraron, parece que presentan un trabajo menos perfecto que el de los hallados en la cueva de Camargo, llamando la atensión en este depósito la abundancia de cantos rodados que se encuentran partidos toscamente, como si fuera su trabajo preliminar para otros más delicados.
Toda esta masa de restos animales estaba cubierta por una capa estalagmítica de un cemtímetro escaso de espesor, habiendo aparecido también mezcladas con aquellos, estalactitas muy delgadas como de un decímetro de largo la mayor, y algunas estalagmitas que medían hasta ocho centímetros, formando en su parte inferior conglomerados muy curiosos, compuestos de cáscaras, huesos y objetos de piedra tallados. Conviene hacer constar que hasta ahora no han aparecido en esta cueva restos de cerámica.
Todo este depósito descansa sobre piedras y losas, que parece corresponden á las caidas de la bóveda, la que por algunos sitios presenta señales evidentes de haberse desprendido hasta dos capas, siendo por lo tanto indudable que estos desprendimientos fueron anteriores á la formación del depósito.
Al citar esta gran masa de restos animales, compuesta de un número infinito de cásc
aras, no puedo menos de hacer notar la semejanza que en su composición presenta con los depósitos hallados en las costasdel mar de Dinamarca y que se conocen con el nombre de KJÖKKENMÖDDINGS, ó sea montón ó aglomeración de conchas.




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martes, 18 de agosto de 2009

Marcelino Sanz de Sautuola - (1)

Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos
de
la provincia de Santander



Sospecho que en esta provincia pudieran existir algunos objetos procedentes de las épocas prehistóricas, y á pesar de no tener antecedente alguno conocido, según los informes que he tratado de adquirir, aguijoneando por mi afición á estos estudios y escitado muy principalmente por las numerosas y curiosísimas colecciones de objetos prehistóricos, que tuve el gusto de contemplar repetidas veces durante la Exposición Universal de 1878 en París, me resolví a practicar algunas invetigaciones en esta provincia, que ya que no valor científico, como hechas por un mero aficionado, desprovisto de los conocimientos necesarios, aunque no de fuerza de voluntad, sirvieran al menos de noticia primera y punto de partida, para que personas más competentes tratasen de rasgar el estúpido velo que nos oculta aún el origen y costumbres de los primitivos habitantes de estas montañas. Guiado por tal propósito, comencé mis investigaciones á la aventura, y á la verdad que no puedo quejarme del resultado. Teniendo noticia de que el Ayuntamiento de Camargo, distante de esta ciudad de Santander seis ú ocho kilómetros, existían algunas cuevas, me dirigí desde luego allá, y con tal fortuna, que en la primera en que se practicaron excavaciones, tropecé con cuanto podía desear. La cueva á que me refiero está en términos del publo de Revilla, en la ladera S, y como á dos tercios de altura de una eminencia no muy elevada, con subida muy pendiente, y es de dimensiones más bien pequeñas que grandes; mide de N. a S. siete metros y medio próximamente, de saliente a poniente poco más de cinco metros y casi lo mismo su entrada; y de alto sobre cuatro á cinco metros. Su interior no ofrecía nada de particular al observador, ni cristalizaciones calizas; algunos sitios de los costados presentaban señales oscuras, como de haberse hecho fuego en época no lejana, y por el suelo se notaban cenizas recientes y pajas. Por más que procuré indagar por los vecinos inmediatos si tenían noticias de que en algún tiempo se hubiera encontrado allí alguna piedra de forma particular, o algún hueso, no conseguí más que contestaciones negativas; á pesar de todo, dispuesto á averirguar por mi mismo lo que encerrára la cueva de que se trata, di órden de comenzar la excavación, quedándome sorprendido cuando, al llegar próximamente á los 30 centímetros, ya se presentaron algunos silex tallados, mezclados con huesos, cuyo hallazgo me hizo concebir alhagüeñaz esperanzas, no defraudadas luego. Continuada la excavación en diferentes días y registrados con minuciosidad los escombros, he conseguido reunir algunos centenares de objetos, entre los que se hallan útiles de piedra de formas muy distintas, pedazos de cristal de roca en abundancia, dientes y molare de diferentes clases de animales, gran número de huesos, muchos de ellos partidos longitudinalmente, como para sacar según opinión admitida, la médula que servía de alimento al hombre en aquella época, bastantes conchas marinas del género patella, mucho mayor de la que hoy se ven en esta costa, algún ejemplar de otras, dos pedazos de ladrillo y teja y algunos, aunque pocos, de cacharros de barro. Entre los objetos de piedra, formados de una variedad infinita de rocas, que en su mayoría no son de esta Provincia, se encuetra un grandísimo número, muy dificil de clasificar, pués más bien son piezas rotas ó núcleosde donde sacáran los más perfectos, los más dignos de llamar la atención son los siguientes: 1º: Un gran número en forma de cuchillo, que, casi sin excepción, presentan en una de las caras un solo plano, teniendo en la opuesta, que parece la superior, dos ó tres chaflanes o planos diferentes, otros tienen cuatro, algunos, aunque pocos, presentan hasta seis, siendo notables ejemplares por la forma encorvada muy pronunciada que presenta uno de los estremos (vease números 1, 2, 3, 7, 8 y 12 de la lámina 1º, de los que el número 2º miede trece centímetros de largo). 2º: Varios punzones más ó menos largos, algunos muy aguzados (número 4, 9 y 10).
3º: Otros de forma algo variadas, que pudieran servir de puntas de flechas, entre los que se ven en algunos que pueden confundirse con los cuchillos, pero me inclino á lo primero,
porque su remate interior se diferencia de aquellos (números 11, 13, 14, 15, 16 y 17)
4:Otro (número 6) muy distinto de todos los anteriores, teniendo la cara inferior en un solo plano y no cóncavo como los cuchillos, ofreciendo en la superior tres chaflanes, tiene la punta rota, y en mi concepto pudo serlo de lanza, á pesar de ser poco grueso. 5º: Por último, y para no hacer esta relación más larga, citaré otro número (número 5) único de esta forma que se ha encontrado, el cual, por los dientes que tiene á un costado, parece que pudiera servir de sierra, , imperfectamente, y por su punta aguzada así bien pudo servir de arma ofensiva y defensiva, colocada en un asta de madera. (1)
Encuéntranse también en abundancia, mezclados con los objetos que quedan mencionados, dientes y molares de diferentes tamaños (número 19 al 22) procendentes de distintas especies de animales, entre los que aparecen con profusión los del equus promigenius y de ciervo. (1)
Entre los huesos hállanse, como ya se ha dicho, un gran número partidos lon
gitudinalmente; pedazos de otros ennegrecidos por el fuego; algunos llevando señales evidentes de haber sido tallados; otros en forma de punta, que pudieran servir para flechas; también los hay largos y aguzados, y otro, único ejemplar, con un trabajo más conocido (número 18) hecho paal parecer sobre asta. Todas las figuras que comprende la lámina 1º son de tamaño natural, excepto las de los números 1 y 2, que representan los dos tercios del verdadero, y además están vistas de costado.
Es digno de notarse que , á semejanza de lo que su
cede en otros países, tampoco se ha encontrado en esta cueva ningún cráneo entero de animal, pero en cambio, se hallan bastantes mandíbulas con sus dientes y muelas.


1- El ilustrador Sr. D. Juan Vilanova, en su curiosa obra sobre el orígen del hombre, página 387, hace una descripción minuciosa de los objetos de piedra encontrados eb Argecilla, relación que, en su mayor parte, podría aplicarse á los descubiertos en la cueva citada de Camargo.
1- También se encuentran algunos que, á primera vista, se parecen a los dientes incisivos citados por D. Casiano Prado en su ilustarada Memoria sobre la provincia de Madrid, (fólio 152) como
pertenecientes al Anchitherium aurelianense (Cuvier); pero comparados detenidamente se observa alguna diferencia.