martes, 12 de diciembre de 2006

"Lo que sé"

Así contestó Kirk Douglas, a los 84 años, los cuestionarios de la revista Esquire


" Lo que sé"

Sé que mis hijos no tuvieron las ventajas que tuve yo en mi infancia:
cuando uno viene de la pobreza más dura, no hay otra dirección adonde ir que no sea hacia arriba.
Sé que el amor es más hondo a medida que uno se hace más viejo.
Sé que todo el mundo tiene ego.

Sé que, por más que a los judíos nos enseñen a leer en hebreo, no entendemos lo que estamos leyendo.
Cuanto más estudio la Torá menos religioso me vuelvo, y más espiritual quizás.
En el último Yom Kippur opté por la versión en inglés y descubrí que Dios
no necesita que le cantemos alabanzas sino que seamos mejores como personas.
Sé que cada hijo es diferente y que hay que darles soga siempre:
no aconsejarlos mucho y dejarlos cometer sus propios errores.
Es como el pase inglés: uno tira los dados y espera a ver que pasa.
Sé que, a veces, lo que te compromete te libera.

Yo no quería ser actor de cine. Mi vida era el teatro y la primera vez que me
llamaron de Hollywood rechacé el ofrecimiento.
Pero entonces nació Michael y hacia falta más dinero, y me vine para acá.
Sé también, que todo buen aprendizaje termina sólo cuando estás muerto.
Sé que, si un hombre me diera a entender que nunca cometió un pecado en su vida,
no me interesaría en lo más mínimo hablar con él.
Sé que los musulmanes siguen a Mahoma; los cristianos, a Jesús y los judíos, a Moisés,pero es el mismo Dios, en mi opinión.

Sé que hacer películas es una forma un poco cara de narcisismo.
Sé que los hijos necesitan la misma cercanía física con el padre como con la madre.
Cuando beso a mis hijos en la boca, alguna gente me mira raro,
pero no me importa porque sé que no es una debilidad.
Sé que Atrapado Sin Salida fue una gran decepción en mi vida.
Compré los derechos para cine, pero nadie quería hacer una película con eso.
Entonces pagué para hacerlo en Broadway, pero tampoco.
Había una línea en especial en el libro que me parecía inigualable:
Cuando Mc Murphy trata de arrancar el lavatorio de la pared delante de los demás internos y no puede,
y todos lo están mirando y él gira hacia ellos y les grita:
Por lo menos traté!".

Hay días en que pienso que ese debería ser mi epitafio.
Sé que por algo, la política se ha vuelto una mala palabra.
Sé que hay cosas en la vida que uno nunca logra hacer como Dios manda.
Jugar al golf, por ejemplo.
He sobrevivido a la caída de un helicóptero, con cirugía vertebral incluída,
a un infarto que casi me lleva al suicidio, tengo un marcapasos y problemas en el habla.
¿Y qué? la edad está en la cabeza.
Es el único antídoto que permite seguir funcionando.
Sé que millones de personas murieron por motivos religiosos:
Algo anda mal ahí, ¿no?.

Sé que esto puede pasar: uno se muere, lo llevan frente al barbudo
sentado en el trono, uno pregunta si eso es el cielo, y el barbudo responde:
"¿El cielo?....... De ahí acaba de venir, caballero".
Todo el mundo se la pasa hablando de los viejos tiempos:
que las películas eran mejores, que los actores eran superiores, que la gente era más solidaria.
Lo único que yo sé de los viejos tiempos, es que ya pasaron.
Pensar un poco en los demás es una manera de distraerse de uno mismo.
Creo que recién ahora empiezo a saber quien soy.
Como si mis virtudes y mis defectos hubiesen estado hirviendo en una olla todos estos
años y con el hervor se hubieran ido evaporando y convirtiéndose en humo,
y lo que queda en el fondo de la olla es mi esencia,
y se parece inquietantemente a aquello con lo que empecé al principio.