martes, 18 de agosto de 2009

Marcelino Sanz de Sautuola - (1)

Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos
de
la provincia de Santander



Sospecho que en esta provincia pudieran existir algunos objetos procedentes de las épocas prehistóricas, y á pesar de no tener antecedente alguno conocido, según los informes que he tratado de adquirir, aguijoneando por mi afición á estos estudios y escitado muy principalmente por las numerosas y curiosísimas colecciones de objetos prehistóricos, que tuve el gusto de contemplar repetidas veces durante la Exposición Universal de 1878 en París, me resolví a practicar algunas invetigaciones en esta provincia, que ya que no valor científico, como hechas por un mero aficionado, desprovisto de los conocimientos necesarios, aunque no de fuerza de voluntad, sirvieran al menos de noticia primera y punto de partida, para que personas más competentes tratasen de rasgar el estúpido velo que nos oculta aún el origen y costumbres de los primitivos habitantes de estas montañas. Guiado por tal propósito, comencé mis investigaciones á la aventura, y á la verdad que no puedo quejarme del resultado. Teniendo noticia de que el Ayuntamiento de Camargo, distante de esta ciudad de Santander seis ú ocho kilómetros, existían algunas cuevas, me dirigí desde luego allá, y con tal fortuna, que en la primera en que se practicaron excavaciones, tropecé con cuanto podía desear. La cueva á que me refiero está en términos del publo de Revilla, en la ladera S, y como á dos tercios de altura de una eminencia no muy elevada, con subida muy pendiente, y es de dimensiones más bien pequeñas que grandes; mide de N. a S. siete metros y medio próximamente, de saliente a poniente poco más de cinco metros y casi lo mismo su entrada; y de alto sobre cuatro á cinco metros. Su interior no ofrecía nada de particular al observador, ni cristalizaciones calizas; algunos sitios de los costados presentaban señales oscuras, como de haberse hecho fuego en época no lejana, y por el suelo se notaban cenizas recientes y pajas. Por más que procuré indagar por los vecinos inmediatos si tenían noticias de que en algún tiempo se hubiera encontrado allí alguna piedra de forma particular, o algún hueso, no conseguí más que contestaciones negativas; á pesar de todo, dispuesto á averirguar por mi mismo lo que encerrára la cueva de que se trata, di órden de comenzar la excavación, quedándome sorprendido cuando, al llegar próximamente á los 30 centímetros, ya se presentaron algunos silex tallados, mezclados con huesos, cuyo hallazgo me hizo concebir alhagüeñaz esperanzas, no defraudadas luego. Continuada la excavación en diferentes días y registrados con minuciosidad los escombros, he conseguido reunir algunos centenares de objetos, entre los que se hallan útiles de piedra de formas muy distintas, pedazos de cristal de roca en abundancia, dientes y molare de diferentes clases de animales, gran número de huesos, muchos de ellos partidos longitudinalmente, como para sacar según opinión admitida, la médula que servía de alimento al hombre en aquella época, bastantes conchas marinas del género patella, mucho mayor de la que hoy se ven en esta costa, algún ejemplar de otras, dos pedazos de ladrillo y teja y algunos, aunque pocos, de cacharros de barro. Entre los objetos de piedra, formados de una variedad infinita de rocas, que en su mayoría no son de esta Provincia, se encuetra un grandísimo número, muy dificil de clasificar, pués más bien son piezas rotas ó núcleosde donde sacáran los más perfectos, los más dignos de llamar la atención son los siguientes: 1º: Un gran número en forma de cuchillo, que, casi sin excepción, presentan en una de las caras un solo plano, teniendo en la opuesta, que parece la superior, dos ó tres chaflanes o planos diferentes, otros tienen cuatro, algunos, aunque pocos, presentan hasta seis, siendo notables ejemplares por la forma encorvada muy pronunciada que presenta uno de los estremos (vease números 1, 2, 3, 7, 8 y 12 de la lámina 1º, de los que el número 2º miede trece centímetros de largo). 2º: Varios punzones más ó menos largos, algunos muy aguzados (número 4, 9 y 10).
3º: Otros de forma algo variadas, que pudieran servir de puntas de flechas, entre los que se ven en algunos que pueden confundirse con los cuchillos, pero me inclino á lo primero,
porque su remate interior se diferencia de aquellos (números 11, 13, 14, 15, 16 y 17)
4:Otro (número 6) muy distinto de todos los anteriores, teniendo la cara inferior en un solo plano y no cóncavo como los cuchillos, ofreciendo en la superior tres chaflanes, tiene la punta rota, y en mi concepto pudo serlo de lanza, á pesar de ser poco grueso. 5º: Por último, y para no hacer esta relación más larga, citaré otro número (número 5) único de esta forma que se ha encontrado, el cual, por los dientes que tiene á un costado, parece que pudiera servir de sierra, , imperfectamente, y por su punta aguzada así bien pudo servir de arma ofensiva y defensiva, colocada en un asta de madera. (1)
Encuéntranse también en abundancia, mezclados con los objetos que quedan mencionados, dientes y molares de diferentes tamaños (número 19 al 22) procendentes de distintas especies de animales, entre los que aparecen con profusión los del equus promigenius y de ciervo. (1)
Entre los huesos hállanse, como ya se ha dicho, un gran número partidos lon
gitudinalmente; pedazos de otros ennegrecidos por el fuego; algunos llevando señales evidentes de haber sido tallados; otros en forma de punta, que pudieran servir para flechas; también los hay largos y aguzados, y otro, único ejemplar, con un trabajo más conocido (número 18) hecho paal parecer sobre asta. Todas las figuras que comprende la lámina 1º son de tamaño natural, excepto las de los números 1 y 2, que representan los dos tercios del verdadero, y además están vistas de costado.
Es digno de notarse que , á semejanza de lo que su
cede en otros países, tampoco se ha encontrado en esta cueva ningún cráneo entero de animal, pero en cambio, se hallan bastantes mandíbulas con sus dientes y muelas.


1- El ilustrador Sr. D. Juan Vilanova, en su curiosa obra sobre el orígen del hombre, página 387, hace una descripción minuciosa de los objetos de piedra encontrados eb Argecilla, relación que, en su mayor parte, podría aplicarse á los descubiertos en la cueva citada de Camargo.
1- También se encuentran algunos que, á primera vista, se parecen a los dientes incisivos citados por D. Casiano Prado en su ilustarada Memoria sobre la provincia de Madrid, (fólio 152) como
pertenecientes al Anchitherium aurelianense (Cuvier); pero comparados detenidamente se observa alguna diferencia.





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