El apogeo de la industria, dedicada al esquileo y lavado de la lana y su ampliación, pasando por distintos dueños, coincide con todo el siglo XIX en que llega a tener cerca de cien trabajadores ,(2). Más tarde su actividad disminuye arrunándose sus edificaciones, hasta que el Ayuntamiento compró la finca y en 1976 se dedicó a su nueva función de Museo Vostell Malpartida.
Los edificios, interesante testimonio de la arqueología industrial, siguen las elementales leyes de la arquitectura popular con toda su sencillez y toda su grandeza, acoplándose al entorno (terreno de peñascos, berru-gas o canchales de granito y altibajos topográficos) y a lo ya existente (los antiguos molinos y charca de arriba). Su construcción surge orgánicamente a partir del muro de la charca que es la pared base de toda esta ingeniería industrial para cumplir, con interesantes soluciones de sistemas de arcos y espacios abovedados de ladrillo y paramentos rústicos pero de variadas soluciones, la función de trabajo fabril, vivienda y devoción religiosa en una pequeña ermita (3).
Es en marzo de 1974 cuando llega a Malpartida el artista alemán Wolf Vostell en compañía del pintor de la región Juan José Narbón. e impresionado por aquel entorno declara a Los Barruecos: "Obra de Arte". A partir de entonces comienzan los pasos para que aquel paisaje con su rica flora y fauna y sus edificios, sean continentes y parte integrante de un Museo de Arte Conceptual y lugar de encuentro de distintas culturas, junto a los fenómenos vitales del ecosistema natural, premisa "sine qua non" de la idea originaria.
Desde el principio fue mi intención de (sic) comparar al mismo nivel cultural las obras de la vanguardia artística Fluxus-Happening con los rituales y comportamientos de trabajo del pueblo. De establecer un diálogo entre campesino y artista... En esta "escuela de Arte" en Malpartida. todos son alumnos y todos maestros. Arte es Vida = Vida es Arte. No es necesario dominar al hombre que habla con las estrellas, que conoce el calor, él comprende al artista, como el vanguardista Fluxus valora y santifica los valores de la sencillez, el grito del pájaro, el idioma de las piedras.
Estas palabras fueron escritas por Vostell en un primer manifiesto de principios que se repartió en el Lavadero. Así surge este Museo de Ambientes y Performances, estables o efímeros al aire libre o en lo edificado, conciertos-fluxus, happening, etc. De un arte en su mayoría procesual producida por distintos artistas o personas que han ido pasando por este mágico lugar bajo la convocatoria carismática de su director, el propio Vostell.
Las primeras acciones en Malpartida fueron del propio Vostell y muestras o actividades colectivas de artistas que se unían a él con obras para exponer o realizar y a veces donar, o pertenecientes a fondos de colecciones como la del matrimonio Tous, el italiano Gino di Maggio. la Galería "G" de Arte Conceptual de Barcelona, etc. Iban acompañadas de la presencia de personalidades del arte contemporáneo: directores de Museo, críticos, historiadores, los propios artistas, más la prensa, T.V., videos..., pues Vostett como buen personaje multimedia daba importancia fundamental a esta participación a la vez de la técnica y los "mass media", como creadora simultáneamente de los "ambientes", y a la necesidad constante de conectar Malpartida con el mundo exterior; procuraba así una propaganda máxima a los fenómenos aquí acontecidos. Está claro además que su propia imagen con sus acciones personales, en diálogo con las de los demás, formaba y forma parte de su acción artística.
En octubre de 1976 el espacio libre de Los Barruecos se cubre con el sello indudable de Vostell: su propio automóvil aprisionado por hormigón, el ya célebre VOAEX, Viaje de (h) Ormigón por la Alta Extremadura, primer ambiente-escultura de este lugar: Obra profundamente vostelliana en relación con otras anteriores, ejecutadas en otros lugares (Colonia, Chicago), que abrieron un ciclo (1969), y con otras posteriores, hasta llegar a los 2 Beton-Cadillac in Form der nackten Maja (Hormigón-Cadillac en forma de Maja desnuda) en la Rathenauplatz de Berlín (1 987) o la Autobarricada en forma de botón de flor, en la Plaza de la Resistencia de Belfort (1987), que lo completan por ahora. Aún el coche de Vostell permanece en Los Barruecos como huella contundente e inquietante, en fuerte contraste con el primigenio lugar.
Después se efectuarán otras instalaciones del propio Vostell como El muerto que tiene sed o Depresión endógena, o de otros junto con muestras en el Palacio Topete, gran casona de la localidad adquirida por Vostell para su residencia, archivo y taller, y en los edificios del Lavadero.
Esto dio lugar a la presencia de obras (y en muchos casos de las personas físicas) de Canogar, Palazuelo, García Sevilla, Gordillo, Volsi. Bartolozzi, Rosa Torres, el Grupo Zaj, Nacho Criado, Concha Jerez; de un importante grupo de artistas y poetas portugueses como Ernesto de Sousa, Claudio Costa, Juliao Sarmentó. Alberto Carneiro. etc. También pueden verse en la colección del Museo testimonios de Kaprow. Spoerri, Hidalgo Lebel, Maciunas, Chiari, Watts... Y con asistencia a debates y conferencias de críticos y escritores como Simón Marchan Fiz, Santiago Amón, Francisco Umbral, etc.
Sin embargo durante los últimos años la actividad ha sido más esporádica, en espera de una auténtica rehabilitación del Lavadero. Aunque no podemos hablar de un vacío pues acontecimientos de diversa índole, como la exposición antológica de Vostell (1986) o la reciente inauguración del Telón de Parsifal (1988), han servido, a pesar de las grandes dificultades, para no abandonar la idea de este lugar verdaderamente mediatizado por aquellas primeras declaraciones de Vostell.
En consecuencia Los Barruecos han sido y pretenden ser, además de un continente de fondos museísticos, un "locus" donde el arte se produzca a partir de y en él. con el denominador común del acontecimiento y de ambiente encontrado y creado, y siempre con una fuerte implicación social y mental.
1- Archivo Municipal de Malpartida de Cáceres. Legajo 1º.: Pesca y aprovechamiento de Charcas. (sin clasificar ni foliar).
Homenaje: Santiago Amón (El fin de Parzival)
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